En 1843, durante su exilio en Chile, Sarmiento publica "Mi defensa", obra con la que buscó el desagravio por acusaciones ajenas.


La existencia del maestro de maestros podría haber terminado a los 29 años. Ese día de noviembre de 1840, al anochecer, partió hacia la cordillera con destino a Chile para salvar su vida. Por cuestiones políticas corría peligro ya que era público su enfrentamiento con los federales (en San Juan representados por el gobernador Nazario Benavides), y en particular con Juan Manuel de Rosas al mando de la provincia de Buenos Aires (1829-1852) y la Confederación Argentina (1835-1852). Es muy difundido que en los primeros tramos de su huida hacia el vecino país, escribió en el hoy territorio del departamento Zonda, "On ne tue point les idées" ("Las ideas no se degüellan"). Pero nunca imaginó que su estancia en Chile, a donde llegó sin recursos económicos, iba a durar quince largos años, o lo que Ricardo Rojas, uno de sus biógrafos ("El profeta de la pampa: vida de Sarmiento", 1955), denominó un "ostracismo largo". Esta expatriación lo terminó convirtiendo con el tiempo en un protagonista de la historia chilena. Allí gobernaba a la sazón un régimen republicano conducido por los conservadores, a quienes llamaban también "pelucones" (por el frecuente uso de pelucas entre los aristócratas), en un momento de estabilidad política e institucional, todo lo contrario de lo que el maestro de maestros padecía en su provincia y su país. En aquel Santiago de Chile con 80 mil habitantes, donde vivió Sarmiento, había buena cantidad de medios de prensa escrita, se contaba con una prestigiosa universidad, la de San Felipe (luego Nacional de Chile) y se desarrollaba con éxito la instrucción primaria. Muy pronto tomó contacto con Manuel Montt, ministro de Instrucción Pública del entonces presidente Manuel Bulnes, quien sería clave en su futuro inmediato. A lo largo de los tres lustros de residencia, escribió numerosos artículos periodísticos en diarios locales, tarea que es calificada por el académico Sergio Martínez Baeza, actual presidente del Instituto Chileno-Argentino de Cultura, en su "Domingo Faustino Sarmiento en Chile", como el momento en que "estalló su talento periodístico". Su primer artículo en "El Mercurio" lo tituló "12 de febrero de 1817", para recordar la batalla de Chacabuco ganada por el general San Martín, y reivindicar su proeza libertadora. Poco después se incorpora a la Facultad de Filosofía y Humanidades, donde es designado miembro académico a propuesta del humanista y escritor venezolano nacionalizado chileno Andrés Bello. En 1843 Sarmiento publica "Mi defensa" obra con la que buscó el desagravio por acusaciones ajenas; y luego es designado al frente de la Escuela Normal de Santiago, desde donde publica varias obras pedagógicas, entre las cuales destacan "Memoria sobre la ortografía americana" y el "Método de lectura gradual". En 1848 contrae matrimonio con Benita Martínez viuda de Domingo Castro y Calvo, madre de un niño de tres años, Dominguito, que luego adoptaría Sarmiento. Un viaje que le llenaría de conocimientos su vida tiene lugar en 1845, cuando con el apoyo del citado Montt realiza desde Santiago su prolífico periplo por Europa (1845-1847). Por otra parte, Chile también sería testigo del nacimiento de una de sus obras clave, "Recuerdos de provincia" (1850), donde describe su infancia y sus desvelos por convertirse en alguien respetado por sus conciudadanos. Si bien en esta etapa de destierro hizo un viaje a San Juan y retornó a Chile, el regreso definitivo a su país se produjo en 1855. Han pasado 180 años del comienzo del más reconocido exilio de un argentino en el Chile del siglo XIX.

Por Luis Eduardo Meglioli
Periodista