Tanto la CGT oficialista como la opositora al Gobierno nacional han reiterado sus quejas al considerar insuficiente el aumento del mínimo no imponible del impuesto a las Ganancias y coincidieron en otro reclamo: el de participar de las decisiones. Es que el incremento otorgado, que es de tan sólo un 20%, resulta totalmente insignificante teniendo en cuenta que en 2012 no hubo ningún incremento, con lo cual esta variación aplicada sería el porcentaje que comprende a los dos últimos años y ni siquiera cubre la inflación oficial que mide el tan cuestionado INDEC, que ascendió al 21,38% en ese período.

Luego de un 2012 sin cambios en el impuesto a las Ganancias, el anuncio oficial resultó insuficiente, muy por debajo de la inflación real y de las expectativas que mantenían los trabajadores y todos los sindicatos. Esta actualización debería haber sido lo suficientemente importante como para compensar la pérdida de poder adquisitivo de los salarios debido al incremento generalizado de precios que se sufre en modo casi sistemático. Seguramente, el descontento y malestar que esto genera en los trabajadores se vea reflejado en los próximos meses durante las negociaciones paritarias. Con los cambios anunciados, un trabajador soltero va a pagar impuesto a las Ganancias a partir de un sueldo neto de 6.939 pesos, y un empleado casado y con dos hijos a partir de ingresos superiores a 9.597 pesos. Por otra parte, el incremento del 20% también se aplica a las deducciones admitidas por hijos, esposa y otras cargas de familia. En este caso en particular, la AFIP ahora permite deducir como egresos por cada hijo un importe de 720 pesos mensuales. Esto implica que una persona debería afrontar los gastos de comida, salud, educación, vestimenta y transporte de cada hijo con sólo 22 pesos diarios. Tampoco se actualizaron las escalas que se utilizan para determinar la alícuota que se aplica a los efectos del cálculo del impuesto, lo que hace que cada año los trabajadores estén alcanzados por alícuotas más altas y por lo tanto tengan que pagar un mayor impuesto.

Estas escalas no se actualizan desde el año 2000 y están totalmente desfasadas con la realidad. Este impuesto, que se pensó originalmente para que lo paguen personas con un alto poder adquisitivo, apuntando a la distribución del ingreso, hoy está alcanzando a miles de familias cuyos ingresos apenas les alcanza para vivir y sigue perjudicando a casi 2 millones de trabajadores.