¿Qué ocurrirá después? ¿Cambiará el mundo? ¿En qué sentido? Preguntábamos en las primeras semanas apenas se decidía el Aislamiento Social Obligatorio, algo desconocido en nuestras vidas. Corazones bondadosos declaraban esperar más solidaridad y que este mal diseminado por igual en el planeta nos hiciera reflexionar sobre la fragilidad humana y la necesidad de ayudarnos entre todos. Falta todavía un tiempo para que se manifiesten cambios de conducta si es que los hubiera, cualquier afirmación en ese sentido entraría en el terreno de especulaciones hijas de la utopía que cada cual tiene en su cabeza. Lo que sí hay son ciertas evidencias de novedades modestas que pudieran ser definitivas para nuestro pasar cotidiano. 1- La mayor cantidad de búsquedas en Google ha sido para la palabra "plegaria". Podría ser señal de abandono de un laicismo o ateísmo militantes para volver a establecer alguna relación con Dios. En momentos de zozobra, duda o miedo es cuando se advierte la soledad del no creyente o de quien pensaba que podría solo con los problemas de la vida. Esa búsqueda indica que quienes la iniciaron no habían rezado nunca y desconocían cómo hacerlo. Ahora lo habrá aprendido y practicado, eso será definitivo. 2- Por permanencia en el tiempo, el tema del virus y su impacto en las diferentes geografías se eleva al número 1 en lo que va del siglo. Gana por lejos al derrumbe de las Torres Gemelas en New York en 2001. Jamás hubo en la historia tanto espacio en todos los medios de información, diarios, TV, radios, internet, redes sociales y otros, dedicados al virus. Cerrados los comercios, espectáculos, deportes y unidos por el espanto hasta los más encarnizados opositores en la política, no hubo otra cosa de qué hablar. Ni las guerras del siglo pasado ni los atentados terroristas de este tuvieron el tamaño y la continuidad de la bola informativa en que seguimos sumergidos. ¿Saturación calculada? ¿Necesidad social? Al iniciarse el sexto mes desde que el primer caso se conoció en China, la intensidad y exclusividad del tema no cede, las grandes cadenas mundiales han logrado eclipsar la diversidad que suponía la atomización de los medios. ¿Volverá el liderazgo de los medios tradicionales? Esta forma unívoca de tratar la noticia ¿será lo común de ahora en adelante? Puede que lo ocurrido sea un recuerdo del futuro. 3- Las ventas a distancia ya existían y el e-commerce inició su desarrollo desde que se generalizaron la internet y las computadoras personales, pero casi en todas partes siguió prevaleciendo la compra directa y el trato personal con el vendedor. Las grandes compañías como E-bay, Mercado Libre o Amazon así como los sistemas propios de cada empresa, serán los grandes beneficiarios. 4- Grandes novelistas del siglo pasado advirtieron de modo crítico la posible prevalencia de los Estados por sobre el individuo. George Orwell con 1984, o La rebelión en la granja, Ray Bradbury con El peatón o Anthony Burgess con La naranja mecánica hubieran visto confirmadas sus sospechas así como H.G Wells se llenaría de asombro viéndonos por la calle disfrazados como El hombre Invisible. "Ni en mis sueños más locos pensé que algún día entraría al Banco encapuchado a pedir plata", contó un amigo. El Gran Hermano que nos cuida o el patrullero sin tripulantes que nos mete presos por practicar "conductas regresivas" como caminar sin motivo, por el solo gusto de sentir el aire en la cara, son personajes que ahora han estado presentes en la mente de la burocracia. Drones volando para ver si permanecíamos encerrados superaron la frondosa imaginación de aquellos autores de ciencia ficción. Nuestro presidente Fernández evaluó la realidad dividiéndola en dos: la vida o la economía. Nunca pasó por su mente la libertad, que todos han creído posible de ser pospuesta sin plazo porque sólo la burocracia sabe cuándo, cuánto y cómo nos debe cuidar. Los diseñadores de esta táctica compulsiva han empezado a pagar su costo político aunque sorprendentemente tarde, alentados por la obediencia ciega de ovejas que confiaron en sus pastores hasta que les comenzó a faltar el pasto. Se ha aceptado que se nos declare inhábiles para conducir nuestra vida y se nos ponga bajo una tutoría no dispuesta por un juez. Tampoco podíamos esperar mucho de los jueces cuando hasta la Corte de Justicia cedió a la tentación de amenazar con cárcel a los infractores. Sería grave retroceso para nuestra democracia de 36 años, que esta subordinación y dependencia extrema de un Estado que nos obliga a comer de su mano saliera de la excepción y pasara a aceptarse como algo común y necesario, anulando nuestra iniciativa, creatividad y sobre todas las cosas, nuestra libertad.