Siendo principio generador y esencia íntima, el espíritu es para el hombre la inmaterial presencia de su alma racional, y atributo único mediante el cual se experimentan todas las sensaciones del vivir, "simbióticamente'' enriquecidas por su amalgama con el corazón. El espíritu se pluraliza en actitudes emocionales que dan sentido a la razón de ser, y tramita la permanente fluidez de nuestras acciones.

El espíritu es vida, contiene vida, y hace vida: Aflora constantemente desde nuestro insondable interior, mantiene la personalidad, la delinea en cada humano, y como sola cualidad experimentable nos otorga el privilegio de sentir y desear, cuando no la indescriptible sensación de un constante esperar.

Sentimos porque tenemos hálito de vida,y porque nuestra alma nació sensible e impresionable; sentimos, y ese sentir nos llena de reacciones ante la Vida; sentimos, y eso nos hace ver que estamos ante todos, entre todos y tras de todos; sentimos y dentro nuestro encontramos un espíritu errabundo, inmerso en una figura humana que no puede retenerlo en su materia; sentimos, y nos llena de gozo el sentir; sentimos, y nos llena de dolor el mismo sentir; sentimos por natural inclinación hacia los altos afectos, que sobresalen entre las pasiones del ánimo; sentamos con viveza de excelsitud, porque el sentimiento primigenio engarza la Vida con el amor; sentimos por la siempre renovada y acuciante necesidad de beber Vida en todo latido del corazón.

Deseamos porque nuestras apetencias nacen sin llamarlas; deseamos poder calibrar esas apetencias para encontrar la alba luz de la razón; deseamos recorrer cada sendero que pueda llevarnos al encuentro con lo Supremo, en un deseo que nace de la Vida misma, se complace en la existencia, y se nutre en las más puras raíces del alma; deseamos ser y estar; deseamos no ser y no estar cuando nuestro sentir se doblega de impotencia para seguir, para ofrecer, para dar; deseamos poder entrar y permanecer en el ámbito recóndito de cada uno de los seres que amamos, porque de ellos recibimos Vida; deseamos inundarnos de amor, que siempre se rebasen nuestras fibras humanas para ofrecerlo en manojos; deseamos alcanzar el equilibrio donde materia y espíritu se funden buscando la paz interior.

Y esperamos... Es una eterna espera de algo que no llegó nunca y quizá no llegue jamás, es intangible como todas las apetencias del alma, pero comprende regiones que envuelven lo humano: Es nuestra espera, la íntima de un ser cautivo que no termina de conjugarse a sí mismo, que siempre sostuvo tremendas discrepancias en el propio enfrentamiento;es una espera larga y desolada,un tiempo sin tiempo que se precisa en hechos de Vida, que nos mantiene, nos hunde o nos levanta,que indefectiblemente nos precipita en el fárrago del mundo, cuando apenas si somos pobres criaturas que aun no aprenden a Vivir.