El actual sistema educativo valora con exclusividad la inteligencia analítica y el pensamiento convergente, lo cual forma sólo una parte del potencial de las personas. Este estilo vinculado a juzgar, examinar y analizar, tienen poco que ver con el pensamiento creativo que parte de la imaginación, la exploración y la suposición de nuevos escenarios. Las capacidades lógicas-matemáticas y verbales son fundamentales para el desarrollo y la educación de los alumnos, pero no son suficientes para explorar la creatividad y habilidades prácticas, cuidados fundamentales para el éxito en la vida cotidiana. 


El neurocientífico argentino Facundo Manes, autor del libro "Usar el cerebro" dice respecto de este tema "Todo ser humano es creativo. No es un don de grandes escritores, pintores, músicos, todos podemos estar programados para espacios creativos. La creatividad presenta momentos: 1- preparación (pensar, observar un tema). 2- incubación (resolver un dilema), de manera lógica (paso a paso) o irracional, y 3- momento cuando aparece la creatividad, que es precisamente cuando nos encontramos relajados. El cerebro procesa, informa, nosotros no pensamos en nada y ahí aparece. Pero hay que estar preparado a equivocarse, tener miedo al error, ser valiente, tomar riesgos, coraje y estar un poco loco. 

La creatividad en los niños es como un músculo que necesita ejercitarse para crecer y desarrollarse. 


Los chicos nacen creativos, permanecen creativos hasta que ingresan al sistema formal de educación. Este frena la creatividad porque está mal equivocarse en la escuela. Hoy la sociedad tiene que reclamar conocimiento, educación y creatividad. 


La investigadora Sandra Russ, manifiesta que "la creatividad es fruto de la combinación de rasgos personales: curiosidad, motivación, autoconfianza, fantasía emocional lúdica, el placer de enfrentar desafíos". A todo esto le debemos agregar un entorno favorable o ambiente creativo, es decir, un medio que incentive y recompense el proceso. Los docentes necesitan enseñar creativamente para potenciar el espíritu creativo. Ello no significa dejar de introducir conocimientos y contenidos curriculares básicos, sino aplicar metodología para desarrollar y compartir nuevas ideas y encontrar maneras de incorporar e integrar arte, música y cultura. Hoy existe una diversidad de actividades y ejercicios. Se trata de un hábito, una elección, una forma de ver el mundo. Quien no es creador no puede enseñar a sus alumnos a ser creativos. 


Los alumnos deben sentirse libres de afirmar su libertad de expresión y compartirla. Además requiere, que utilicemos diferentes partes de nuestro cerebro, permitiendo que ellos usen sus fortalezas a fin de encontrar nueva formas de abordar un tema o resolver un problema. 


El docente en el aula mediante la observación, distingue el tipo o tipos de inteligencias de sus alumnos y trabaja sus fortalezas. Me pareció importante concluir con lo que dijera el Dr. Facundo Manes: "La creatividad humana, es uno de los mayores recursos para las economías, ya que la principal riqueza de un país, es su capital humano, un bien renovable, cuyo viento de cola es la motivación"