A casi cinco meses de registrarse la presencia del virus del Ébola en África, la Organización Mundial de la Salud, OMS, está en alerta máxima ante una epidemia que constituye una amenaza real si no se consigue contener, ya que todavía la ciencia médica no dispone las formas de tratar la enfermedad y tampoco prevenirla. Se trata de fiebre hemorrágica en humanos y primates, causada por el virus del Ébola, nombre de un río de Zaire, lugar donde se descubrieron en 1976 los primeros casos.

Este virus está considerado como sumamente infectivo, por su alta tasa de mortalidad, la rapidez con la que provoca la muerte y las zonas remotas donde se producen las infecciones. Se transmite a los humanos por contacto con un animal huésped infectado vivo o muerto y se disemina de persona a persona por el contacto con la sangre, tejidos, secreciones y los fluidos corporales del sujeto infectado. También por el contacto con equipo médico contaminado.

Ante la rapidez con que se extiende y la probabilidad de alcanzar proporciones en países de Occidente, la OMS anunció que evalúa el eventual uso de medicamentos todavía en fase de estudio, una decisión extraordinaria que revela la gravedad del problema. Esta situación inusual ha llevado a la OMS consultar sobre un posible visto bueno para utilizar medicamentos que se encuentran en una fase temprana de estudio en un laboratorio de Estados Unidos, para lo cual recurrirá al consejo de expertos en ética médica, a fin de decidir en la próxima semana el empleo de estos recursos apremiados por la elevada tasa de mortalidad de la enfermedad sin que haya un tratamiento aprobado o vacuna. Es que dos enfermos de Ébola están siendo tratados con suero ZMapp, probado en monos, pero no se han realizado las pruebas clínicas habituales ni se sabe qué efectos secundarios a largo plazo podría tener.

Otras entidades calificadas, como la organización Médicos del Mundo han señalado como "epidemia” el brote de Ébola desatado en Liberia, Sierra Leona y Guinea Conakry por las dimensiones de la enfermedad y advierten que es el momento de poner los medios necesarios en la zona para evitar que se siga expandiendo ante sus particularidades, que puede suponer un riesgo de expansión global. Cuando se advierte que es el momento de actuar mediante un esfuerzo político y económico en los países afectados con aportes internacionales, señalan la importancia de poder evitar que este brote se extienda globalmente.