El fuerte viento Sur, que el viernes último sopló en una amplia zona de nuestra provincia, planteó a las autoridades de Educación el problema de comunicar a la población escolar la decisión que tomaría con respecto a las clases de ese día. Si bien las primeras ráfagas fuertes comenzaron pasadas las cinco de la madrugada, la decisión de suspender la actividad escolar se informó minutos antes de las siete, lo que ocasionó que muchos alumnos y docentes concurrieran a los establecimientos en medio de una contingencia climática muy peligrosa.
La demora en disponer la suspensión de clases fue atribuida a la duda que, generalmente, gira en torno a los partes del Servicio Meteorológico Nacional, al consignarse que no se tenía la certeza absoluta de que el vendaval iba a ser realmente intenso. Ante esta situación el ministro de Educación, Felipe de los Ríos, dijo que con el Ministerio de Gobierno están tramitando la adquisición de varias estaciones meteorológicas, similares a las que usan las empresas mineras, para tener pronósticos muchos más acertados.
Por una cuestión lógica y de correspondencia, el sistema tendrá que estar a cargo de la Dirección de Protección Civil de la provincia (ex Defensa Civil), lo que determinará la necesidad de que este organismo tenga una gran interrelación y perfecta comunicación con el resto de las áreas de gobierno, especialmente en este caso con Educación, algo que históricamente no se ha dado. Con guardias permanentes y sistemas de comunicación que no admitan ningún tipo de interrupción, los alertas climáticos deberán fluir naturalmente a fin de que las reparticiones pertinentes puedan informar sus decisiones a los medios de comunicación masivos lo más rápido posible.