La adolescencia es un período vulnerable en el desarrollo humano, por lo que hay una gran necesidad de nutrientes.

Actualmente nuestra cultura, las publicidades, las redes sociales y el marketing crearon, por un lado, un contexto favorable para la realización de dietas, haciendo creer que la delgadez es la clave del éxito. Por otro, las imágenes, publicidades y redes sociales invitan a comer, ya sea por los descuentos, los combos o las promociones. Al recordarse hoy el Día Mundial de la Nutrición -iniciativa de la Federación Española de Sociedades de Nutrición, Alimentación y Dietética (FESNAD), con el apoyo de la industria farmacéutica y alimentaria- podemos decir que la alimentación saludable engloba mucho más que un cuerpo: vehiculiza un estado de salud adecuado que ayuda a prevenir enfermedades y a sentirse bien, aprovechando la socialización que brinda la comida, favoreciendo momentos de reuniones entre familiares y amigos, festejos, encuentros y diversión. La alimentación saludable es un trabajo permanente, que se logra mediante buenos hábitos alimentarios, que incluyen aprender a elegir alimentos, controlar las porciones, la frecuencia y, en lo posible, acompañar con una actividad física adecuada.


En cada etapa de la vida varían los requerimientos y las necesidades de una buena alimentación. El crecimiento es un proceso continuo que empieza desde la concepción y finaliza cuando termina la adolescencia. Desde el nacimiento, la lactancia materna exclusiva hasta los primeros 6 meses de vida es fundamental para el correcto desarrollo del recién nacido.


Luego la transición de la lactancia materna exclusiva a la alimentación complementaria abarca generalmente el periodo que va de los 6 a los 18 a 24 meses de edad. Por su parte, la edad escolar se caracteriza por ser una etapa donde el desarrollo intelectual y físico son predominantes, por lo que los requerimientos comienzan aumentar para responder a la gran demanda de actividades. Por ello, se necesita una buena planificación en su alimentación para obtener todos los nutrientes necesarios. El desayuno es la comida más importante para esta fase: se debe proporcionar lácteos, cereales, y frutas. Además, los niños son más vulnerables al consumo de productos altos en azúcares y grasas, por lo que es importante priorizar el consumo de frutas y verduras. En la adolescencia aumentan considerablemente los requerimientos energéticos y las necesidades de nutrientes, dado que aparecen cambios importantes a nivel hormonal, físico, y mineralización ósea. La adultez, es el periodo más extenso de la vida, por lo que debemos mantener un equilibrio en la alimentación y nuestras actividades cotidianas, a fin de prevenir enfermedades no transmisibles como la obesidad, la diabetes, la hipertensión, entre otras.


En la tercera edad, el organismo comienza a presentar una serie de modificaciones, como la pérdida de masa muscular y densidad ósea. La capacidad de absorción de nutrientes a nivel intestinal disminuye, mayormente aumenta el consumo de medicamentos, se reduce la movilidad y, generalmente, se presentan dificultades en la masticación, lo que los hace más propensos a desencadenar alguna enfermedad. A su vez, es importante una buena hidratación.


Tener en cuenta los requerimientos alimenticios de cada etapa permite llevar una vida saludable. Es una tarea diaria que debe adaptarse a las actividades, gustos y necesidades de cada persona.

Por Lic. Cinthia Kwaterka
Nutricionista. Coordinadora de Nutrición de la Clínica y Maternidad Suizo Argentina.