NOSTALGIA. Uno de los productos fabricados en la Planta que Chincul tenía en Pocito era el avión agrícola PA-25 Pawnne. En 1985, también se construían en líneas de montaje en paralelo el avión ejecutivo PA-31-350 Navajo Chieftain y aviones escuela PA-38 Tomahawk.


A comienzos de la década de 1970, y en coincidencia con la celebrada puesta en marcha en San Juan del "Plan Huarpes", que representó un soplo de esperanza como herramienta de promoción industrial de la provincia, abría sus puertas en el Departamento Pocito, la fábrica de aviones Chincul. Sólo ocho años después de su inauguración ya contaba con quinientos operarios en turnos rotativos de 8 horas, las 24 horas del día. Recientemente se ha logrado recopilar, para su publicación, toda la evolución de esta empresa a lo largo de los veintitrés años de existencia, ya que dejó de funcionar en 1995. Se trata de una investigación histórica que realizaron a lo largo de más de dos décadas el piloto de Línea Aérea y arquitecto especializado en Arquitectura de Aeropuertos, Guido Ghiretti, y el abogado especializado en Derecho Aeronáutico, Gustavo Marón. Ambos llevan publicadas más de doscientas investigaciones sobre estos temas en medios especializados y este libro que acaba de aparecer y de próxima presentación se denomina "Aquellos aviones de Pocito": "Los dos decidimos la publicación en plena pandemia, a pesar de las dificultades, para celebrar el 50º aniversario de la constitución de la empresa Chincul y como homenaje a los cientos de personas que trabajaron en ella, cada una de las cuales se encuentra nombrada en la obra". La investigación histórica que termina en este volumen estructurado en tres partes, comenzó hace veinticinco años en Mendoza. Según sus autores, "la primera parte se ocupa de la fábrica de aviones en sí, desde su inauguración en 1972 hasta su cierre definitivo en 1995. La segunda parte habla de cada uno de los diversos modelos producidos en San Juan, para dar una idea de la complejidad y del alcance que tuvo un proyecto que fabricó más de 700 aviones, y la tercera parte está formada por diferentes listados que bajan al detalle individual cada avión producido, cada operario que lo construyó y cada propietario que lo adquirió. "Son seiscientas páginas y más de cuatrocientas ilustraciones y, para los entendidos, es una auténtica referencia para comprender la Aviación Civil contemporánea, la política industrial y la economía argentina en la segunda mitad del siglo XX. En el momento de la inauguración de este gran emprendimiento industrial de Chincul, era gobernador de facto el geólogo Carlos Gómez Centurión, y ministro de Economía el ingeniero Ricardo Basualdo. Pero el macro proyecto denominado "Planeamiento Industrial a Mediano y Largo Plazo", donde se incluyó a Chincul, había sido gestado en 1966 por la Fuerza Aérea Argentina para la producción de aviones en el país. Se buscaba reemplazar "el obsoleto parque aeronáutico argentino con aviones de última generación que fueran también producidos en el país. El objetivo del planeamiento era doble, no sólo renovar aeronaves sino también darle un estímulo a la industria nacional", según el libro.

Además, se precisa que, como consecuencia de esta planificación, "Cessna celebró contrato con DINFIA (Fábrica Militar de Aviones) para producir bajo licencia en Córdoba los aviones agrícolas Cessna 188 (monoplazas), los aviones de entrenamiento Cessna 150 (biplazas) y los aviones de uso general Cessna 182 (cuatriplazas), mientras que la empresa RACA de Buenos Aires firmó contrato para producir bajo licencia los helicópteros de turbina Hughes 369/500. En este contexto, el grupo empresario Beraza, con sede en General Villegas, provincia de Buenos Aires, vio la posibilidad de hacer un gran negocio a través de la producción bajo licencia de aviones Piper en Argentina. Inicialmente se pensó en colocar la fábrica en Bahía Blanca debido a la proximidad con un puerto de aguas profundas, lo que generaba ahorro en los costos de fletes. Pero allí existía numeroso personal técnico de la Aviación Naval Argentina que podía ser incorporado a las líneas de montaje, además de aeródromos civiles donde ya existían talleres y representaciones de Piper. Sin embargo, se eligió construir la planta en San Juan debido a los beneficios económicos que generaba el programa de promoción industrial denominado "Plan Huarpes", que favorecía la radicación de empresas tecnológicas en la provincia. La obra, de inminente presentación, fue editada por la Editorial Grupo Abierto (libros@grupoabierto.com).

Por Luis Eduardo Meglioli 
Periodista