Las costumbres de mi barrio, con seguridad se reproducían en otros, por supuesto que con personajes distintos. Alguna vez me referí a los feroces combates "a puño limpio" entre dos muchachos vecinos, que parecían gallos de riña. Se veían y a renglón seguido se arremangaban y empezaban a cruzar golpes. El "Marino" y el "Vizcacha", muy recordados por los memoriosos de aquellos años, que parecen de leyenda, eran dos buenos pibes, pero con afición por la pelea callejera. Al principio los habrán separado, supongo, pero después los fueron dejando que "se sacaran las ganas" y me tocó ver la interrupción de esos "combates" cuando venía la madre del Vizcacha y a escobazo limpio se lo llevaba de vuelta a casa. Así saldaban sus broncas, ante la complaciente mirada de quienes ocupaban cotidianamente las veredas de la esquina de Cereceto y San Miguel. Años después, los hermanos Carbajal, me recuerda uno de ellos, José Luis, tuvieron la idea de facilitar esos entreveros. Para ello, buscaron un club de box, dotado de ring y todos los elementos que hacen falta para que los "pugilistas" pudieran cruzar guantes "como Dios manda". El club elegido fue el Sarmiento, ubicado entonces sobre calle Victoria, hoy Urquiza, entre Córdoba e Ignacio de la Roza. Nos cuenta Carbajal que "se hicieron en total once festivales. Cuatro en el Sarmiento y siete en el estadio Aldo Cantoni. Sólo combatían quienes nunca fueron boxeadores. Los jurados y árbitros eran exboxeadores y otros conocedores de la disciplina". Sigue Carbajal diciendo que "venían a inscribirse jóvenes y adultos de todos los departamentos, sin importar edad, ni peso. Sólo las ganas de cruzar guantes. Cada contendiente venía con su propio técnico y muchos de estos no tenían idea del box. La entrada era gratis. Sólo se vendía una tómbola con premios. Se empezó con 50 asistentes y llegaron a los 2.000 cuando pasó al estadio cerrado. Hubo más de 80 participantes. Hubo grandes peleas, algunas muy duras, otras no tanto y otras directamente cómicas". Esto ocurrió hace 50 años, y lo bautizaron como "Happening boxístico", ya que los festivales se realizaban los días domingo en horas de la mañana. "El programa completo de peleas era promocionado en el DIARIO DE CUYO, con doce peleas por festival. Recuerdo algunos nombres, como los hermanos Carbajal, ‘Cuchillo’ Ochoa, ‘Topadora’ Platoni, ‘Pelado’ González, el ‘Pibe’ Ortiz, Juancito Pérez, ‘Gato’ Gelvez, el ‘Pura sangre’ y Pedroza, que era jugador de la primera de Peñarol. Todos tenían sobrenombre (yo recuerdo uno que le decían ‘Rompeportones’). Una anécdota muy comentada fue cuando el ‘Pinono’ Oro, que estaba programado para combatir, apareció con 3 guitarristas, amanecido, cantando una tonada". Finalmente apunta Carbajal que un médico tomaba la presión para autorizar el combate, y cada round, eran dos, duraba un minuto y medio, con dos minutos de descanso. Fue una época. No sé si mejor o peor que la actual, pero el desparpajo, esa libertad creativa en aras del sano entretenimiento alegró esos momentos.
Por Orlando Navarro
Periodista