Los efectos del calentamiento global sobre los bosques del planeta han encendido en la comunidad científica una luz de alerta por el destino que pueden llegar a tener los árboles, los que cumplen una importante función en el mantenimiento del equilibrio ecológico, a tal punto que se los ha denominado "los guardianes del planeta".
En los últimos años, más de 5 millones de hectáreas de bosques en EEUU, Oeste de Europa y en el Sur argentino han comenzado a ser víctimas de plagas de insectos, como también de sequías, incendios y otros daños relacionados con el cambio climático. La situación es preocupante si se considera que los bosques son la esperanza, precisamente, de frenar el proceso de calentamiento global, al absorber la cuarta parte del dióxido de carbono acumulado en el aire. Otra cuarta parte la absorben los océanos. También se calcula que los árboles absorben las emisiones de todos los automotores del mundo.
Los expertos han determinado que si de un momento a otro desapareciera del planeta una gran cantidad de árboles, los bosques dejarían de absorber el dióxido de carbono y comenzarían a agotarse o secarse a gran velocidad devolviendo al aire grandes cantidades de gas y acelerando el calentamiento global.
Afortunadamente, a pesar de los problemas, los bosques siguen absorbiendo gran cantidad de este gas contaminante, lo que hace que determinadas regiones tengan importancia vital, como el Amazona o la selva africana. El compromiso asumido por muchos países de desacelerar las emisiones de gases que provocan el efecto invernadero y proteger los bosques, desde hace más de dos décadas, no ha dado hasta ahora el resultado esperado.
En función de ello, países como la Argentina deben reasumir el compromiso e iniciar una serie de acciones que posibiliten recuperar bosques y arboledas. La zona cordillerana de nuestra provincia es propicia para la forestación con álamos y la zona rural del Valle de Tulum, puede volver a albergar grandes árboles como los eucaliptus traídos por Sarmiento y que en las últimas décadas están en vías de extinción por el absurdo comportamiento del hombre que de una u otra forma busca erradicarlos.
Bosques como el del Bicentenario, en Vallecito, son una muestra de cómo se puede luchar contra la desertificación aún en las condiciones más adversas.
