Por Carmen Sigüenza
Agencia EFE

Antes se había escrito sobre la violencia, pero no se había hecho nunca una cartografía para ver el contenido de los artistas.


Los mexicanos Teresa Margolles, Fernando Brito y Ambra Polidori, o la colombiana Doris Salcedo son algunos de los artistas contemporáneos que tratan la violencia desde diferentes registros y cuya obra, además de verse en Arco, se analiza en el libro "Historia y violencia en América Latina. Prácticas 
artísticas''. Un libro escrito por la doctora en Historia del Arte, Elena Rosauro y editado por Centro de Estudios y documentación de Murcia (Cendeac) y que es toda una cartografía de las prácticas artísticas en América latina, desde 1992 hasta 2012, algo que se hace por primera vez, como señala la autora. "Antes se había escrito sobre la violencia, pero no se había hecho nunca una cartografía para ver el contenido de los artistas, para compararlo y para ver cuáles son las estrategias de éstos a la 
hora de hablar de violencia y de qué tipo de debate generan estas obras'', subraya la autora.

La autora Elena Rosauro.

Elena Rosauro asegura que en América latina, más que hablar sobre violencia y política, un tanto por ciento muy alto de los artistas, aunque no lleven un mensaje político detrás, tiene una obra que habla de la violencia y eso en definitiva es política, y en México y Colombia son los países que más hablan de ello''.


La autora analiza a artistas que utilizan la violencia con muy diferentes formas, unos implícitamente y otras más explícitamente, y registros para denunciarla. Teresa Margolles, la artista mexicana, conceptual y una de las más simbólicas en este terreno, y que antes de ser artista era forense, trabaja mucho con la denuncia con las mujeres de Ciudad Juárez, pero no utiliza una violencia explícita, sino más sugerente. En una ocasión fabricó joyas con los cristales de los coches utilizados en los tiroteos. También uno de los artistas más icónicos en este terreno es Fernando Brito, el fotoperiodista de Sinaloa que trabaja con fotografías de sucesos y muertos con los narcos, pero siempre las hace cuando todo el mundo sale de la escena del crimen, para hacer su propio relato en la foto con todo aquello que rodea el cuerpo del asesinado. José Alejandro Restrepo, de Argentina; el colombiano Juan Manuel Echavarria que trabaja sobre las masacres en Colombia y los desplazamientos forzados; la colombiana Doris Salcedo, premio Velázquez y profundamente arraigada en las circunstancias sociales de su país, o la mexicana Ambra Polidori, que consiguió informes forenses de cadáveres recuperados en Ciudad Juárez, los fotografió y los colocó. Son otros artistas que aparecen en la obra de Rosauro.