Edificio del Centro de Formación Docente en la ciudad de San Juan.

Desde fines del siglo XX, diversos países del mundo, tomaron la decisión de evaluar sus sistemas de formación docente sobre la incidencia de que es el pilar fundamental de la mejora del sistema educativo. Con ello, se garantiza el derecho a la educación en el contexto y generan información para la toma de decisiones. Es importante contar con referenciales mínimos, tal es el caso del sistema educativo con alto desempeño como Corea del Sur, Singapur, Finlandia. La UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) determina la necesidad de que estos institutos se constituyan en organizaciones que aprendan, generen conocimientos, destrezas y valores, formulando nuevos métodos de trabajo y saberes.


Tenemos otros modelos en América latina, como Ecuador, Chile, México, Uruguay. Ellos tienen diferentes instancias de evaluaciones en instituciones de formación docente. "El proceso evaluativo que se propone es reconocer el trabajo docente como práctica pedagógica situada y contextualizada como oportunidad para mirarse y mirar el escenario donde se despliega cotidianamente la tarea de educar'' (Santos Guerra).


Los procesos de autoevaluación implican la integración de diferentes metodologías, técnicas y dinámicas de trabajo con el propósito de que las instituciones puedan elaborar diagnósticos acerca de sus prácticas docentes. El Ministerio de Educación de la Nación, a través del Operativo "Enseñar'' a través de la Secretaría de Evaluación Educativa, pondrá a disposición de los Institutos de Formación Docente, un dispositivo denominado "Autoevaluación en Institutos de Formación Docente'' 2018 y cuenta con el consenso del Consejo Federal de Educación (Órgano de puesta de acuerdo de todos los ministros de educación del país) como así también los instrumentos de relevamiento e información del dispositivo. Por ello, cada institución realizará un "Taller de Autoevaluación'' con directivos, rectores, profesores y alumnos.


Muchas veces hicimos referencia a la necesidad de colocar el foco en la formación docente porque desde allí se producen los cambios e innovaciones. La autoevaluación, busca promover la reflexión hacia el interior de cada institución, con el aporte participativo y democrático de estudiantes de tercer año, y cuarto de los profesorados de Educación Inicial, Primaria y Secundaria. Ello permitirá visualizar las buenas prácticas enriquecida por las distintas voces.


Esta autoevaluación será acompañada de guías orientadoras y material de consulta. Cada institución tendrá acceso a una plataforma virtual en donde completará en línea. En soporte de papel los alumnos responderán de manera anónima. Concluida esta etapa, ello permitirá realizar estrategias de mejoras institucionales. El cumplimiento de esta autoevaluación, tiene como objetivo crear condiciones hacia un aprendizaje relevante completando así, sus trayectorias educativas en tiempo y forma. Tiende a centrarse en algunos enfoques: contextos, procesos académicos, gestión institucional y recursos vínculos con la comunidad, resultado e impacto. Se trata de construir acuerdos para desarrollar una evaluación integradora que identifique capacidad y saberes relevantes para el efectivo ejercicio de la docencia.


Hay seis habilidades que se les exigirán a los maestros argentinos: 1-Dominar los saberes a enseñar. 2-Actuar de acuerdo con las características y diversos modos de aprender de los estudiantes. 3- Dirigir la enseñanza y gestionar la clase. 4-Intervenir en la dinámica grupal y organizar el trabajo escolar. 5- Intervenir en el escenario institucional y comunitario y 6- Comprometerse con el proceso formativo.