La pandemia del Covid-19 está afectando con dureza a la economía de grandes ciudades como Barcelona.

Las persianas bajadas y las tiendas sin clientes se acumulan en numerosas calles del corazón comercial de Barcelona. Basta con dar un paseo un fin de semana por zonas del Eixample, Ciutat Vella o incluso Sants-Montjuïc para constatar que la recuperación del sector retail , que aporta un 12,8% del PBI de la capital de Catalunya, queda lejos. "¿Tú ves a alguien? ¿Cómo crees que nos va?”, dice Núria, al frente de una tienda de ropa de Via Laietana, cerca del mercado de Santa Caterina, cuando se le pregunta por la marcha de las ventas. "No vendemos casi nada”, sentencia.

El lamento se repite entre negocios de paseo de Gràcia, plaza Catalunya, la Rambla, el área de la catedral y la Barceloneta. La zona del Born está entre las más perjudicadas y parece vivir en un domingo continuo, solitaria y sin apenas actividad. Las patronales del comercio constatan que el centro neurálgico de Barcelona se está quedando rezagado en la reactivación económica. Foment del Treball, Comertia, Pimec y Barcelona Oberta coinciden en señalar, tras sondear a sus asociados, que las tiendas de esta gran área acumulan pérdidas de facturación mucho mayores que los negocios de los barrios residenciales de la ciudad o que otras urbes de tamaño mediano de Catalunya, como Sabadell, Terrassa, l’Hospitalet de Llobregat, Girona o Tarragona.

"Mientras que el comercio de los barrios periféricos y las ciudades medianas resisten relativamente bien tras el estado de alarma, con caídas interanuales de la facturación de entre un 5% y un 15%, en el centro de Barcelona vemos descensos enormes, de entre un 40% y un 50%”, alerta David Sánchez, presidente de la asociación familiar del retail Comertia.

La trabas a la movilidad que impulsa justo ahora el Ayuntamiento de Barcelona, con reducción de carriles y cortes de importantes vías más allá del otoño, unidas a la falta de turismo "lastran la reactivación del sector”, lamentan los empresarios. En total, y según las patronales, el comercio se arriesga a perder hasta 3.000 millones de euros que le proporcionan anualmente estos dos grandes mercados de clientes: los vecinos de municipios del área metropolitana que hacen sus compras en Barcelona y los visitantes extranjeros. Se trata del 23,2% de todo lo que facturó el retail en el 2018, cuando alcanzó un volumen de negocio de 12.902 millones de euros, como indica el último índice editado por el Ayuntamiento.

"Contra la falta de turismo internacional poco podemos hacer, pero sí tenemos la oportunidad de incentivar las ventas entre la población del área metropolitana, que elige mayoritariamente los ejes comerciales del centro de Barcelona para comprar artículos de moda o del hogar, estas tiendas no pueden vivir solo del consumo de los residentes de la ciudad”, afirma Gaspa. Ahora bien, las patronales insisten en que el Ayuntamiento que dirige Ada Colau está "perjudicando al sector con sus políticas de movilidad”.

"Se lanza el mensaje de que el vehículo privado no es bienvenido en el momento en que las personas tienen más miedo de usar el transporte público, el Ayuntamiento desincentiva las compras, dificulta el transporte en vehículo privado cuando el centro de Barcelona está en riesgo de colapso”, advierte Àlex Goñi. El temor al contagio ha hecho caer un 50% el uso del transporte público metropolitano mientras el uso del vehículo privado se sitúa ya a un nivel del 80% previo al estado de alarma, señalan los datos del Departament de Territori. El 35% de los usuarios de transporte público se plantea además cambiar al vehículo propio a causa de la pandemia. Por ellos se pide que no se penalice al transporte privado, al menos hasta que la crisis sanitaria del coronavirus remita.

 

Por Maité Gutierrez
(Periodista destacada en Barcelona)