El floreciente mercado de las llamadas bebidas energizantes, de alto consumo juvenil, crece también en preocupación en médicos e investigadores tanto por la adicción como por efectos que pueden ser letales si estos productos se mezclan con alcohol. Es que estas bebidas energéticas, aparentemente inofensivas, basadas en una combinación de café, azúcar y entrelazadas con hierbas, vitaminas o aminoácidos, son las preferidas de los jóvenes para usarlas como aditivos en tragos de alto contenido alcohólico caso del vodka, el fernet o gin. Son mezclas irracionales potenciadas peligrosamente hasta poner en peligro la vida.

Una lata de energizante puede contener hasta 280 gramos de cafeína, más del doble de una taza de café, cuyos efectos se amplían con especies picantes y otros elementos que hacen del líquido el refresco extremo que demanda la juventud particularmente en boliches. Los expertos consideran que aún cuando no fueran peligrosas, se estaría alentando una dependencia nociva a la cafeína. Es de imaginarse hasta que nivel se elevan estos riesgos cuando se combina con alcohol.

Lo que comenzó como un producto limitado a los adictos a clubes nocturnos o deportes extremos, se ha generalizado en el uso corriente, incluso en adultos, alentado por una industria que mueve alrededor de 4.000 millones de dólares en el mundo, con ganancias que superan el 51% anual.

Las intoxicaciones por sobredosis y alcoholemia van más allá de la vida nocturna y plantean un reto para las autoridades sanitarias. Este descontrol avanza y los energizantes ya se beben hasta en ciertos lugares de trabajo en la creencia de que se logra mayor rendimiento.