Los efectos del calentamiento del planeta, determinante del cambio climático, amenazan especies animales por la alteración del hábitat y se teme por la supervivencia en condiciones extremas. Hasta ahora se venían observando estas implicancias en las distorsiones de los ecosistemas, pero la situación encendió la alarma de los especialistas.
El tema dio lugar a una conferencia sobre biotecnología y adaptación al cambio climático realizada en la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO), en Roma, donde se dieron a conocer hechos concretos de la amenaza. Por ejemplo, que una mayor temperatura del agua causa estrés en forma de calor y el aumento de agentes patógenos y nuevas enfermedades, reduciendo el crecimiento y la supervivencia de especies acuáticas, según lo comprobado por el Instituto noruego de investigación en alimentación, pesca y acuicultura.
De la misma manera en Australia, especies sensibles al clima cuya mortalidad ha aumentado en verano, dan cuenta de la vulnerabilidad que alarma al mundo científico y consecuentemente diezma recursos aprovechables por el hombre. Es así que esta vulnerabilidad es mayor en el pescado por lo que los expertos alientan al mejoramiento selectivo de las especies aunque supone, por ahora, una opción limitada en acuicultura y la necesidad de plantearla a largo plazo para ser

rentable. De la misma manera la inseminación artificial, la nanotecnología o la secuenciación del ADN pueden servir para

proteger a las especies en acuicultura y ganadería, adaptándolas al cambio.
El especialista en genética animal de la FAO, Paul Boettcher, señala que hay más de 8.000 variedades capaces de adaptarse a las condiciones ambientales locales y, aunque la lista se ha mantenido relativamente estable, los cambios drásticos en el clima que se están incrementando pueden cambiar esa situación. Así lo observamos en nuestro país en estos días, y sin duda todas las especies están recibiendo las alteraciones climáticas sin que se conozcan medidas para atenuarlo.
En ese sentido, en Argentina se debe avanzar rápidamente en la investigación de los riesgos de la ganadería, por ejemplo, y determinar los costos que deberán asumir los pequeños productores, para mantener la comercialización del recurso.