Viene mejorando la inversión, uno de los factores principales del crecimiento económico. Recordemos que el PBI es como el motor de cinco cilindros que supo tener el modelo Marea de la automotriz Fiat: Consumo, Ahorro, Inversión, Gasto Público, Exportaciones. Lo ideal sería que estos cinco factores funcionaran al mismo tiempo, con el mismo ritmo, que los cinco émbolos empujaran a la mayor velocidad posible, pero cuando el motor no está bien ajustado hay algunos que se deslizan bien y otros que se traban. Sabemos que el gobierno ha puesto el acento en el consumo, imprescindible para que aumente la inversión atada al mercado interno no tanto así la que se vincula con la exportación. Por ejemplo los productos mineros metalíferos atraen inversión cuando los requiere el mercado externo y así ocurre también con ciertos alimentos que históricamente han representado a Argentina, el octavo país del mundo en extensión geográfica y natural proveedor de materias primas. La inversión interna bruta en estos momentos anda por el 17,9% del PBI, con fuerte crecimiento en los últimos meses pero muy lejos de la cifra que sería necesaria para, por ejemplo, disminuir o eliminar la pobreza. La cifra ideal andaría cerca del 30% del PBI y en ciertos momentos estuvo bastante arriba del 20-22%. La actual es buena noticia con la aclaración de que esta suba es semejante a cuando uno invierte para mantener la casa sin que se deteriore con el tiempo, cambiar las cañerías, la conexión eléctrica, algunos pisos, la pintura, etc. Esa es la situación en que estamos en este momento: 5.870 millones de dólares en el mes de junio con aumento significativo respecto de mayo y mucho más interanual considerando, claro, que en 2020 estuvo todo cerrado. En los últimos ocho meses, prácticamente en lo que va de 2021, los sectores más dinámicos han sido la construcción, la maquinaria agrícola y equipos -esto último incentivado por altos precios internacionales de los granos- y vehículos. En el caso de los vehículos se parte de números de producción y ventas extraordinariamente bajos el año pasado, con el país detenido pocos pensaron en cambiar el auto así que es lógico que ahora lo piensen. En cuanto a los bienes de capital, maquinarias, etc., se estaría dando un adelanto de compra previendo que pudiera haber problemas después de las elecciones. El comicio parece por ahora de resultado imprevisible, pero igual se espera que haya problemas gane quien ganare. Si el gobierno nacional pierde puede venir una inestabilidad política difícil de controlar cuando aún faltan dos años de mandato. Si ganara, podría insistir con algunas políticas que se consideran erróneas desde el punto de vista económico pero que, evidentemente, serían acertadas desde el punto de vista electoral.

Como agregado, se espera un abundante incentivo de la obra pública para los meses previos a las elecciones de noviembre, una costumbre de todos los gobiernos. De acuerdo con estos números, el PBI de Argentina medido a junio de este año sería de 387.000 millones de dólares anuales, todavía muy por debajo de los casi 480 mil que llegamos a tener y aun bastante abajo de los 418 mil millones que siguen figurando en Wikipedia. Si se tiene en cuenta que simultáneamente ha continuado creciendo la población al ritmo del 10% acumulado cada 10 años, la conclusión es rápida, hay menos para repartir entre más, ha caído el PBI pero más ha caído el PBI per cápita, una cifra baja y la otra sube, nos toca a cada cual mucho menos que antes. Por lo que se viene escuchando hasta ahora en las incipientes campañas legislativas, este tema no aparece como motivo de los discursos de los principales candidatos. Es verdad, esto recién comienza y habrá que esperar hasta que las primarias determinen quiénes quedan y quiénes se bajan de los carteles. La construcción, con un crecimiento interanual del 37,1% ya está llegando a los niveles pre-pandemia, es decir, a las mismas cifras que teníamos dos años atrás, el ladrillo sigue siendo una de las formas de ahorro en épocas de alta inflación, lo construido, aunque más no sea, mantiene su precio a mediano o largo plazo. Una tarea tanto de gobernantes como de opositores será la de mejorar las expectativas. Por ahora las encuestas entre empresarios no marcan que estén dispuestos a enfrentar grandes desafíos de crecimiento y prevalece la incertidumbre, no hay apuestas a un posicionamiento que debiera ser natural ante el rebote de una economía que cayó tanto pero que mantiene gran capacidad instalada ociosa. De todas formas, disfrutemos lo que tenemos hoy, ocho meses consecutivos de aumento de la inversión, no es suficiente pero es algo, es lo que hay.