Está muy bien que soñemos con una fiesta popular que nos identifique dentro y fuera de nuestras fronteras. En los pueblos más antiguos del mundo se conservan tradiciones ancestrales que sólo pueden celebrarse en un lugar determinado, y produce placer participar de ellas, aún desde la ignorancia. En San Juan tenemos la Fiesta Nacional del Sol, pero todavía no les explicamos a los foráneos por qué creemos que el Sol es nuestra mayor particularidad. Nuestra gran fiesta ha hecho ponderables esfuerzos en los últimos años para destacar y mostrarse rigurosamente profesional, y lo ha logrado. Nunca antes se la conoció más en el resto del país. Pero todavía no se ha generado una raíz en el pueblo (en las instituciones, uniones vecinales, empresas privadas), de la cual asirse cada año para sentir como legítimo nuestro derecho a celebrar al Sol en San Juan, haya o no fondos millonarios para ello. ¿Dónde están en la organización esas columnas folclóricas sustanciales para que cualquier fiesta popular merezca la calificación de única, autóctona e imposible de plagiar? Y precisamente, seamos sinceros, con las características que se viene haciendo esta fiesta, ¿no podría organizarse de forma idéntica en febrero en Salta, Mendoza, Neuquén o Santa Cruz? Claro que sí. Entonces, más allá, insisto, del excelente profesionalismo con que se prepara sobre todo el cierre de Zonda, ¿qué tiene de original, de sanjuanina, de cuyana nuestra celebración mayor?
La Fiesta de la Vendimia, ¿merecería hacerse en San Juan?, sí, por qué no, si es la segunda provincia productora de uva y vino… Pero no es la primera, como explicaba Edgardo Mendoza días pasados en este mismo espacio de DIARIO DE CUYO. Y a los mendocinos se les ocurrió hace 80 años y lograron hacerla transitar ese tiempo sin un año de interrupción. Porque no depende de la voluntad del gobierno de turno, sino de los mendocinos organizados desde abajo. De ahí que fue un gran desacierto salir a discutir con Mendoza, cuando estamos en pañales, aduciendo que hacemos una mejor fiesta que ellos, aunque podamos un día, pero sin soberbia. Además, si vamos a decir que el Sol es esencialmente sanjuanino, habría que empezar analizando si nosotros deseamos el Sol en febrero para hacer que en este mes también lo quieran los de afuera.
En términos prácticos, entre las 11 y las 20, por lo menos, de cada día de febrero lo que nos pide el cuerpo es huir de la Ciudad hacia alguna playa si tenemos unos días o caminar hasta la pileta más cercana para escapar de la insolación (que viene del Sol, por cierto). ¿Y cómo hacer entonces para celebrar la Fiesta del Sol como nuestra, pero disfrutar de nuestro Sol al mismo tiempo? Preguntarnos primero en qué meses adoramos o reverenciamos al Sol los sanjuaninos; más aún, en qué momentos del año tratamos de conquistarlo, coquetearlo hasta egoístamente sólo para sí, cuando nos ponemos bajo su luz entrañablemente templada. Es decir, cuando se hace realidad eso de ser ‘el ponchito de los pobres”. ¿En verano?, no, por supuesto que no. Pero en otras dos estaciones, sí: marzo, abril, la del Otoño en San Juan. O podría elegirse otra fecha, como la de nuestro corredor sanjuanino esplendoroso, entre invierno y verano, con temperaturas envidiables.
Cuando cierto día le pregunté al anterior ministro de Turismo y Cultura, Dante Elizondo, sobre el tema de la fecha de la Fiesta del Sol, me reconoció que es el Ministerio de Turismo de la Nación quien hace la agenda del año y a San Juan ‘le tocó” en febrero, junto a la de la Vendimia. Bien, habrá que pelear para que lo entiendan. O le cambiamos el nombre a la fiesta y nos inventamos una en febrero para agasajar a la Luna, como sucede en estos días, o cambiamos la fecha. Porque no nos animamos a producir ningún entretenimiento o generar actividad alguna de día bajo el Sol que ‘te mata”. Y a la luz de la conocida cita de Goethe cuando definió al Sol como ‘revelación del ser supremo”, ¿nadie pensó que la fiesta final de Zonda debe contener algún día y en sucesivas ediciones una temática alrededor del poder del Sol en la tierra, como por ejemplo razonar que casi todos los elementos de la naturaleza, como piedras, montañas, árboles, plantas, flores, aves, mamíferos, agua… existen por el sol y por ello se han convertido en deidades solares o han sido ‘cultos relacionados con el Sol?” Es más, se sabe que los soberanos de las tres grandes culturas precolombinas, los mayas, los aztecas y los incas, como antes los egipcios y los nipones, se declararon descendientes directos del astro rey.
Señora ministro de Turismo y Cultura, creo que tiene idea de hacer cambios para la Fiesta del Sol 2017; me permito sugerir que intentemos revisar tres cosas para el futuro: la primera, la fecha de la fiesta, la segunda, su temática, la tercera, integremos a las instituciones de la provincia, porque el día que haya un gobierno con escasos recursos financieros para hacer esta fiesta, al ministro o ministra le llamarán inútil, pues hoy no está previsto que para la realización de la fiesta haya que depender de algún otro recurso que no sea el tesoro provincial, otros amables tesoros de la Nación o del CFI.