La década del "60 avizoraba a 30 años, un mundo de alta competitividad comercial donde se situaba a China como el marco referente. Tan sólo China continental inscribe su número poblacional en más de 1.300.000.000 de habitantes con amenazas de seguir creciendo aceleradamente a pesar de la planificación familiar para frenar el crecimiento demográfico, cuyos resultados no han sido exitosos.

Por ley el máximo permitido fue de un hijo por familia, pero ha sufrido una modificación permitiéndose un segundo hijo si el primero es una niña. La propia China sabe y conoce que sólo puede hacerse cargo de la mitad, es decir, alrededor de 650 millones de bocas. Esta realidad abruma porque la estrategia política y económica para adentro y hacia el exterior no puede equivocarles a los chinos que desde sus gobiernos deben trabajar en el acierto y con extrema responsabilidad. Al menos saben que deben asegurar lo logrado hasta el momento, que es poder alimentar a esa mitad demandante y no perder el ritmo creciente, tanto de su producción como de lo que compra, en el marco de una estrategia cuidadosa para sostener equilibrada la balanza de las exportaciones e importaciones.

Si bien la necesidad tiene cara de hereje, el enorme elefante de Asia tiene claro que debe superarse y cuidar su mercado externo por los productos que ellos producen para consumo fundamental del mundo occidental, pero también porque debe mejorar su calidad y resultar atrayente a sociedades con pretensiones cada vez más sofisticadas que pregonan incesantemente desde los gobiernos la referida calidad de vida. Esto lo tienen bien claro porque no pueden permitirse descuidar estos aspectos fundamentales aunque sean complejos, por ello, resulta relativa la apreciación de los analistas que suponen que China puede disminuir sus compra-venta caprichosamente. Todo lo contrario, su necesidad va de la mano de su reconocida inteligencia, incluso de su gratitud y compromiso, porque si algo tienen resuelto, es que así como el mundo les necesita, ellos también necesitan de ese mundo que hoy funciona en bloques, lo que hace más difícil para uno y otros asumir conductas y resoluciones individuales para no afectar o resentir las regiones.

A nadie debe extrañar que China mejore sus llamadas manufacturas "baratas''. Recientes informes acreditan que sus exportaciones abrieron un importante camino con tecnología de punta. Ya no sólo abren mercados con ropas, zapatos y juguetes... En torno a la planificada y poderosa China, giran planificadas y poderosas empresas multinacionales en la compleja y alta competitividad.

La exitosa película dirigida por Nancy Meyers (Alguien tiene que ceder), protagonizada por Jack Nicholson y Diane Keaton es un ejemplo real de toda relación humana cuando pretendemos entendernos unos con otros. Más allá de sus complejidades, alguien tendrá que ceder, porque caminamos hacia un mundo de intercambio tal, que cada uno tendrá su rol en los mercados. Los argentinos no debemos descuidar la producción de alimentos y convenir políticas inteligentes procurando la mejor relación internacional.

La sabiduría china sigue enaltecida en sus rasgos de eminencia. No les ha sorprendido ni la crisis ni la recesión de la Unión Europea y abrieron el paraguas hace tiempo y por ese estímulo aparecen los primeros signos de una puerta que se agranda hacia América. La previsión es el signo cualificante de la nueva China y en medio de la globalizada afectación de la crisis, ante el peligro amenazante de que su economía apriete el freno, se posicionaron en otro andarivel porque advirtieron en evidente realidad propia que tienen la capacidad, recursos y voluntad de apretar el acelerador y gastar lo que necesite para evitar un "aterrizaje forzoso''.