Los trabajos de investigación de científicos sanjuaninos, tanto en nuestra provincia en equipos universitarios como en forma individual y repercusión mundial, son motivo de orgullo por el avance logrado en áreas altamente competitivas para alcanzar metas todavía sin resolver, en beneficios de la humanidad.

En los últimos días, y en estas páginas, se conocieron detalles de una investigación única en el mundo que desarrolla un equipo del Laboratorio de Neurociencias de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Católica de Cuyo, para aplicar una técnica inédita en los enfermos de Alzheimer, un mal que causa diferentes atrofias en el cerebro y, hasta ahora, incurable y terminal.

Este grupo de investigación comenzó hace dos años a incursionar en la nanomedicina y experimenta una droga que llega al cerebro a través de nanopartículas que puede ser clave para el tratamiento de la enfermedad. De esta manera se busca evitar la inflamación y el estrés oxidativo del cerebro, previniendo la acumulación y aumentando la limpieza de las proteínas que forman las placas ya depositadas, características del Alzheimer.

Consiste en la base de una droga que logró ser sintetizada y la hipótesis de aplicarla directamente en el cerebro, a través de nanopartículas transportadoras, administradas mediante un gel por la nariz, pretende solucionar las frustraciones del medicamento por vía intravenosa, que se va degradando en el cuerpo paulatinamente, sin tener efecto en zonas afectadas del cerebro.

Por otra parte, se destaca en el plano internacional el Dr. Giuseppe Aníbal Rattá, un joven científico sanjuanino con trabajos de exploración en fusión nuclear -una área altamente compleja y costosa-, publicados en varias revistas científicas. El investigador, surgido de la Universidad Nacional de San Juan, trabaja en Europa con la idea de emular las reacciones que se producen en las estrellas, como el sol, y aprovechar la energía desprendida para sustituir a otras fuentes nocivas para el medio ambiente. Es decir, al contrario de la energía de las centrales atómicas actuales, la fusión nuclear no tiene riesgos de catástrofes como la ocurrida en Chernobil, por ejemplo.

Además, hay exitosas aplicaciones locales en robótica e informática, que señalan una firme cultura del conocimiento, bien arraigada entre nosotros.