Cuentan los pobladores del lejano paraje iglesiano de Colangüil, que fue don Alejandro Montaño quien donó un terreno, donde se edificó el templo en honor a San Isidro Labrador, patrono del lugar, hace más de 60 años. Digamos que este lugar posee valiosos testimonios históricos y prehistóricos, pues fue el sitio donde estuvo desterrado el presidente de la Primera Junta, en 1814, don Cornelio Saavedra, además guarda una riqueza única como son los petroglifos, los cuales poseen un valor arqueológico incalculable. El camino actualmente, aunque de tierra, es perfectamente transitable. Pocas son las familias que habitan este punto, las cuales conservan antiquísimas costumbres sociales, habitando rústicos caserones construidos de grandes adobes. Respecto de la festividad a San Isidro, esta se festeja hoy 15 de mayo, pudiendo variar la fecha algunos días de acuerdo al calendario litúrgico departamental, el cual es por cierto bastante nutrido. La festividad está precedida por la tradicional novena, que suele estar a cargo de una típica "rezadora”, personaje infaltable en nuestras zonas rurales alejadas.
El templo, construido de adobes, de color blanco y de techo de cañas, posee una puerta principal de gruesa madera de algarrobo, con su fachada tallada a mano. Esta puerta, según me relataron algunos pobladores, sería de la antigua Iglesia de la Inmaculada Concepción, emplazada en el pueblo viejo, y que fuera destruida por el terremoto de 1944. La pequeña iglesia está rodeada de árboles y una ancestral tapia, posee además un rústico campanil, al que se accede por una precaria escalera de palos, donde observamos una campana pequeña, que con sus tañidos, resuena en ese silencio cordillerano, que produce en las almas ese sosiego tan exclusivo de las zonas cordilleranas. En el interior del templo, la imagen del santo patrono titular ocupa el lugar central del altar, junto a la infaltable efigie de Nuestra Señora del Rosario de Andacollo, cuya titularidad como patrona, ostenta el cercano distrito de Angualasto.
Se puede decir que esta festividad religiosa, es uno de los momentos privilegiados en la vida de este pequeño pueblo, y a su vez es el momento en que algunas personas que se fueron del sitio, retornan a sus raíces. El día principal la imagen es sacada en andas, acompañada por otras de los parajes cercanos, incluso asisten los conocidos "chinos de la Virgen”, a ponerle su nota de color y de piedad a la fiesta. Igualmente suelen participar gauchos montados en sus hermosas cabalgaduras, pues de seguro que realizaron una promesa, y como buenos criollos la cumplen inflexiblemente. Junto a los rituales religiosos, sucede la parte social, otro momento especial para los lugareños, pues junto a un asado de chivo y un cantor, acentúan sus lazos parentales y los que alguna vez se fueron, nutren su identidad y su sentido de pertenencia.
(*) Magister en Historia.
