El instrumento de sofisticación cambiaría creado por el FMI y el BCRA, es la banda de flotación cambiaria, que consiste en que la variación del dólar navegará acotada a un valor superior y un valor inferior. Cuando la variación de la cotización perfora la línea inferior por falta de demanda, entonces el Estado sale a comprar para sostenerlo en el límite de la línea inferior. En cambio si se sobresale excediendo la línea superior el Estado no intervine, porque son los privados los que sostienen la mayor demanda que empuja la suba de la cotización de la divisa.


La modalidad instrumental para asegurar que se cumpla con la banda de variación, está en el nivel obligatorio de masa monetaria que hay que observar, y no sobrepasar. Esto significa que la masa monetaria como meta debe estar hasta junio del 2019 ubicado en $1.351 billones, por lo tanto, si en concreto ese nivel se sitúa por debajo del marcado como límite, sobre dicha diferencia surge un interrogante ¿Para qué puede servir, a la sazón, ese permiso de emisión no ejecutado? No hay misterio, pues, en estos días el BCRA, ha sido claro en el sentido de que lo va a usar para sostener la banda de flotación.


En suma: lo que se viene restando a la masa monetaria como circulante de la economía, ahora, servirá para salvaguardar la existencia de la banda cambiaria. Esto significa que la economía real ha resignado margen de liquidez a favor de sostener y financiar un nivel del valor del tipo de cambio muy alto, ínsito en el espacio de variación de la banda cambiaria.


La banda cambiaria sostenida por un sacrificio de pesos que se succionan de la economía real, viene a ser la garantía de que el dólar "flotará'' subvencionado por el Estado, y que, por lo tanto, viene a consolidar la idea de que la devaluación exuberante lejos de querer corregirla, en su lugar el FMI y el BCRA la han atesorado para hacerla que se quede.


Una banda de variación aplicada luego de que se dejó correr la híper devaluación, lleva a plantearse con que se la va financiar ya que no es autosustentable sin asistencia estatal.


Esto es así porque cuando la variación del dólar perfora el límite inferior de la banda el Estado tiene que salir a comprar dólares para sostener la demanda, ya que por el lado de los privados ha entrado en franca disminución.


Eso significa que el estado tiene que aplicar fondos propios para pagar esa intervención financiera.


Las denominadas "espaldas'' del BCRA para comprar dólares con pesos surgen de un sobrecumplimiento de la meta monetaria que ha verificado por tercer mes consecutivo. Promediada, por los especialistas, la base monetaria a diciembre de 2018, se ubicó en los $1.337 billones, y si tenemos en cuenta que la meta con el FMI es de $1.351 billones, hasta junio 2019, se colige que esa diferencia se convierte en la "espalda'' , margen o poder de fuego que le queda al BCRA, para sostener el dólar sin salirse de la línea inferior de la famosa banda.


En esta lógica de sostener un dólar altísimo financiado por un asistencialismo de cuello blanco, el BCRA vendría a ser el sucedáneo metafórico del gasto fiscal-social que se está reduciendo o eliminando, pero, que ahora se ha trocado en un gasto financiero mantenido, al igual que antes, con emisión monetaria. Es cuestionable el fin de esta política, porque ya no se plantea sostener una dinámica del intercambio de los bienes o servicios concretos, sino, una dinámica que promueve la obtención de beneficios de las fluctuaciones de los precios de los activos en la plaza cambiaria y financiera.

Por el Dr. Mario Luna y

el Prof. Fabián Nuñez   Jáchal.