Un importante congreso sobre comunicación educativa se realizó recientemente en ámbitos universitarios de Buenos Aires, al que concurrieron importantes especialistas en la materia, quienes abordaron, entre otros aspectos, políticas públicas dirigidas al sector. Si bien, las líneas de reflexión fueron netamente marcadas por un vasto tema como es el Proceso Comunicativo, en esas instituciones, se analizó el impacto de la tecnología en la formación del hombre y la investigación en la orientación de los profesionales del futuro, siempre vinculadas a las ciencias puras.
Si bien esto es una faceta para expertos, los comunicadores sociales no podemos estar ausentes con una opinión fundada en la base moral y en la actividad humana y social que implican los dos fenómenos claramente unidos como son: comunicar para compartir y educar para vivir.
Los postulados no deben ser tan difíciles, ni las propuestas pedagógicas tan imposibles de alcanzar, que el simple humano sea docente, sea alumno, no las abarque, no las comprenda, no las aborde. Si convertimos la comunicación en un acto puramente tecnificado; deshumanizamos este camino de dos vías que nunca puede ser unidimensional, sino bilateral y múltiple porque en él reside la pluralidad ideológica, la apertura de posibilidades cognitivas y la recuperación del hombre por el hombre mismo.
Qué podemos hacer con jóvenes y adultos expertos, preparados en las ciencias más duras sin una comprensión del mundo que los rodea, de sus interrogantes, de sus desafíos y que no les enseña a frustrar y volver a empezar, porque en su génesis solo admiten el éxito y la feroz competencia. Nadie es dueño de la verdad, pero todos tenemos una parte de ella y considerarse superiores e inalcanzables porque poseen el "know-how" (saber como) no es la fórmula del triunfo y aveces nos hace más alienados e incomunicados.
Una complicada tecnificación nos lleva cada vez más lejos de los pensamientos elevados y profundos que constituyen la esencia de lo humano, su base moral y su prospección en el verdadero progreso de los pueblos, fundado en la palabra necesaria, plural, pertinente y en los conocimientos prácticos, oportunos y fundamentales.
El perfil del docente y del graduado no debe ser olvidado nunca en estas importantes convocatorias donde se habla con excesiva abstracción, pero que tal vez no nos hace repensarnos como conglomerado social sino como islas sin raíces ni continentes. Ácidos a la técnica que parece darnos todas las respuestas pero no nos forma con proyección social humanística sino que experimenta con alternativas alejadas del camino más maravilloso: la interacción humana, riqueza segura de la comunicación eficaz.
