Como cristiano eres un embajador, uno que representa a Cristo. Del mismo modo que un embajador terrenal representa y comunica los deseos y la voluntad del Jefe de Estado que lo ha enviado, así debes representar y comunicar la voluntad de Cristo a los demás. "Así que, somos embajadores en nombre de Cristo'' 2 Corintios 5, 20.¿A quién representa tu vida? ¿A Cristo o a ti? ¿Vives por tus propios intereses, o vives para Él? Quizás creemos que representamos a Cristo si hablamos sobre Él con otras personas. Sin embargo es nuestra vida nuestras decisiones, lo que hacemos, y lo que no hacemos, en las situaciones cotidianas lo que realmente habla más. Tu testimonio a los demás. La pregunta es si eres un buen ejemplo, o un mal ejemplo. Dicho con otras palabras: En todo momento tu vida representa a alguien la pregunta es ¿A quién? "Jesús dijo que podemos conocer al árbol por sus frutos. Las personas a nuestro alrededor siempre degustan el fruto que viene de nuestra vida en las situaciones cotidianas.

Bienaventurado es todo aquel que cree lo que está escrito, que cree en el poder que está disponible para los que aman a Dios de todo su corazón.

¿Sigues la corriente en la escuela o en el trabajo porque es difícil para ti decir no e ir en contra de la presión del grupo? ¿O al contrario vives tu vida para Jesús y tomas partido por lo que es Justo? O representas al demonio sembrando la cizaña alrededor de aquel, que es verdadero/a embajador/a de Cristo. Porque tu conducta testimonial de Jesucristo, contrasta con su forma de pensar y actuar en la vida, desacreditando a los verdaderos seguidores de Jesucristo. Cuándo haces lo que bueno y correcto en las situaciones difíciles, te conviertes en un embajador de Cristo. ¡La gente ve la vida del Hijo de Dios que se manifiesta una vez más en un humano! Y el poder en esta vida, que se manifiesta como bondad y amor en las situaciones difíciles, puede brindar esperanza a otros que también tienen el anhelo de una tal vida con bondad y amor la vida de Cristo. Pablo en Efesios 5,1 escribe: "Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados''. Por esto es posible para nosotros ser imitadores de Cristo, esto quiere decir que, representamos y comunicamos su anhelo y su voluntad, mientras estamos aquí en la tierra. El Espíritu Santo puede entrar en los corazones de todos los que creen y hacer esto posible de vivir una vida digna de una vocación celestial recibida en el espíritu, una vida transformada en bondad y amor. "Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio''. (2 Timoteo 1, 7). Y nuevamente está escrito, "porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad'' (Filipenses 2,13). Bienaventurado es todo aquel que cree lo que está escrito, que cree en el poder que está disponible para los que aman a Dios de todo su corazón un poder para vivir como un embajador de Cristo en el transcurso de nuestro corto tiempo aquí en la tierra, y para dar a conocer su amor y sentido en una humanidad que vive en tinieblas, sino conocen al Cristo que nos trajo la luz, para que fuéramos su hijo, y diéramos testimonio de su luz, si aceptamos en nuestro corazón que Jesucristo, es el hijo de Dios y vino a traer la reconciliación con el padre Dios, dándonos la verdadera paz, amor y libertad. Y les dio a sus hijos verdaderos el arma más poderosa, para reducir la maldad de nuestros enemigos, que es la oración. Como embajadores además de llevar el testimonio de Cristo, debemos orar para que nuestros gobernantes y gobernados actúen con justicia y santidad. Porque donde hay justicia hay paz. 

Por Irene Olmos Bustos  DNI 11.752.322 
Embajadora de Cristo