Por Francisco Maldonado -  Fiscal Federal del megajuicio

Cada año que se conmemora un aniversario del golpe se reeditan todos los hechos aberrantes que pasaron en aquel entonces: la violación a los derechos humanos. En los juicios que estamos llevando adelante, tratamos de determinar qué fue lo que sucedió realmente y fijar las responsabilidades a los fines de reparar el Estado de Derecho, que en el aquel momento fue absolutamente violentado.

He tenido la posibilidad de participar en dos juicios, uno que se llevó a cabo en San Rafael, Mendoza, y el que transitamos ahora en San Juan. En los dos casos se confirma que existió un verdadero plan sistemático de represión. Más allá de las particularidades de cada una de las jurisdicciones, el plan fue casi implementado de la misma manera en todo el país: se reprimía y existían los centros clandestinos de detención, hubo privación ilegítima de la libertad, interrogatorios bajo tormentos con la modalidad de atar las manos detrás de la espalda, vendar los ojos y encapuchar a la gente. Y como pasó en Mendoza y en el país, hubo desaparición de personas sin que hasta la fecha podamos saber el destino final de las mismas.

Si bien nosotros tenemos que ser objetivos en los juicios, los hechos nos afectan mucho como persona porque los delitos de lesa humanidad hieren a la dignidad humana. Los procesos que ahora se llevan a cabo, son una manera de restaurar esas violaciones que hubo a los derechos humanos. Por eso apuntamos a restablecer la condición humana y no considerar al otro como una cosa o simplemente como un enemigo, al que había que tratar de eliminarlo de la manera más aberrante, sin respetar el Estado de Derecho y las garantías procesales que la Constitución tiene.

Tenemos que respetar el sistema de gobierno de nuestro país. De ninguna manera nuestra Constitución acepta un Gobierno que no sea elegido democráticamente, a través del voto popular. Por eso, aquellas personas que piensan que es mejor que vuelva un gobierno de facto, está fuera de lugar desde el punto de vista constitucional y es impropio de la modernidad que atravesamos, de respeto a los derechos humanos.

Los juicios de lesa humanidad son clave para el futuro. Nos permiten evitar que los golpes vuelvan a suceder. Creo que la Justicia pone, en su justa dimensión y a través de las sentencias, que los hechos realmente sucedieron. Además, que los juicios tengan publicidad, que cualquier persona pueda participar de las audiencias y escuchar el relato de las víctimas, sirve para que las futuras generaciones entiendan que la única forma posible de convivencia es la democrática.