La Argentina asiste, como pocas veces ha ocurrido en su historia, a un encuentro de voluntades de los distintos sectores económicos y sociales con el solo fin de buscar un rumbo en medio de la crisis que le toca atravesar en estos momentos.
La última convocatoria del Foro de Convergencia Empresarial, esta vez con la participación del sector sindical liderado por Hugo Moyano, se ha encargado de demostrar que el país es algo más que un conglomerado de intereses contrapuestos y de ejemplificar con la propia conducta aquello que se requiere del conjunto social.
Todo indica que los empresarios han entendido que su credibilidad ante los ojos de la sociedad exige la superación de sus diferencias internas y de sus divisiones; al igual que los sindicalistas son parte obligada y corresponsables de las acciones que en conjunto sirven para delinear las políticas de Estado.
Esta mesa de consenso de la que se pretende surjan políticas a largo plazo se ha implementado al manifestarse que "’después de 30 años de democracia ya no hay a quien echarle la culpa” y que todos los sectores deben contribuir con las bases para que el país tenga un rumbo.
Como pocas veces ha ocurrido en el país, y con una cota mayor de madurez por parte de los empresarios y gremialistas, surge la esperanza de que cada uno hará su aporte en la búsqueda de soluciones ante la crisis, en una actitud que se debería haber puesto de manifiesto hace tiempo. De todas maneras, tal vez estaba haciendo falta que se tomara conciencia de la necesidad de aplicar esa vieja frase que hace mención a que ‘si esto no lo arreglamos entre todos, no lo arregla nadie’.
