La ofensiva militar de Israel contra las milicias palestinas que operan desde la Franja de Gaza, cumplieron la primera jornada del alto el fuego de tres días pactado bajo mediación egipcia, a fin de brindar asistencia a la castigada población civil, sin que se hayan producido incidentes, lo que permite a los socorristas y a la prensa internacional observar la tremenda devastación causada por el bombardeo indiscriminado.

Hasta ahora se ha reportado la muerte de 1867 personas y 9563 heridos, en su mayoría civiles, según un informe de las Naciones Unidas en tanto que un cuarto de los 1,8 millones de habitantes del enclave, considerado uno de los más poblados del mundo, ha sido desplazado por la guerra. Por su parte, las autoridades israelíes declararon 67 víctimas fatales, 64 militares muertos en combate y tres civiles alcanzados por el impacto de proyectiles disparados desde Gaza.

Los daños materiales causados por los ataques israelíes, desde el 8 de julio pasado a más de 4800 objetivos dentro de la zona de 360 kilómetros cuadrados, exceden lo imaginable según los rescatistas extranjeros y afectan a edificios públicos y propiedades privadas, como viviendas, infraestructuras de agua y electricidad, y hasta los depósitos de la única central eléctrica del lugar. Las primeras estimaciones indican que se requerirán unos 5000 millones de dólares -casi tres veces el PBI de Gaza- sólo para reconstruir las estructuras dañadas, sin considerar los bienes personales. Sin ayuda internacional será imposible la reconstrucción, ya que también están paralizados los sectores pesquero y agrícola, con una pérdida de productividad total del período 2014 y 2015.

Las agencias de las Naciones Unidas y ONG internacionales han alertado sobre la secuela de la guerra en más de 484.000 desplazados, que no podrán volver a sus hogares y pensando en las nuevas generaciones, Unicef calcula que unos 370.000 niños necesitarán ayuda psicológica para intentar sobreponerse al trauma vivido y retornar a la escolaridad, ya interrumpida por ataques anteriores.

Del otro lado de la frontera, la mayoría de los israelíes no comparten la solución bélica y se muestran sorprendidos por las consideraciones triunfalistas del gobierno del primer ministro, Benjamín Netanyahu, según un sondeo del diario Haaretz. Y también es mayoritaria la opinión de que Israel reanude las negociaciones con el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abbas, para terminar con esta escalada de horror que, como en toda guerra, no hay saldo positivo.