Las palomas se han convertido en una plaga urbana en el mundo, sin disponerse de métodos para controlarlas, ya que hablar de erradicarlas suena a utopía. La paloma se adaptó a las características de cada urbe, eludiendo a los predadores naturales y de allí la reproducción incontrolada. Se suma a su favor, el rechazo generalizado a usar métodos crueles de exterminio. Para no chocar con las organizaciones protectoras de animales, en Nueva York se está utilizando con éxito el control natural mediante halcones, aguiluchos y otros predadores que atacan los nidos de las palomas, y así se logra un equilibrio reproductivo.
En nuestro país, la ciudad de Córdoba es la más afectada, sin que las autoridades hayan encontrado consenso con ambientalistas y afectados directos, caso del Colegio Alejandro Carbó, que dispuso suspender las clases ante la "’invasión” de las aves. La comisión de seguimiento de obras del citado establecimiento ha considerado que no están dadas las condiciones de salubridad para el normal desarrollo de las clases, al punto que las aves ingresaban a las aulas y defecaban mientras se dictaban clases. Este cuadro de insalubridad hizo aumentar los pedidos de licencias médicas del personal docente afectado por alergias, asma y neumonías, además del ausentismo del alumnado, por las afecciones atribuidas a la plaga.
El municipio de la ciudad y la Universidad Nacional de Córdoba buscan soluciones efectivas. Los técnicos de la comuna a través de la eliminación de los nidos en los edificios emblemáticos, y a nivel científico se evalúa utilizar anticonceptivos. Alternativas para tener en cuenta en San Juan, porque la proliferación ya incomoda a vecinos, peatones y automovilistas.
