Diferentes consultoras y economistas confiables coinciden en señalar la delicada situación fiscal que se agrava en el país como consecuencia del desbordante gasto público, problema será difícil de manejar por el próximo Gobierno nacional en virtud de la pesada herencia que recibirá en diciembre. Es así que el déficit fiscal en 2015 podría alcanzar los 388.000 millones de pesos, y para el año que viene no se espera una situación mejor porque sigue la tendencia.

Según los lineamientos del Presupuesto 2016, aprobado la semana pasada por Diputados, se estima para el año entrante un déficit de 439.000 millones y amortizaciones de deuda por 881.200 millones, en tanto las necesidades de financiamiento rondarían los 1.320.200 millones, de acuerdo al Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC).

Por su parte Economía & Regiones expresó su preocupación por el enorme crecimiento del gasto público argentino que en Latinoamérica sólo lo supera Venezuela en términos del PBI: entre 2008 y 2015 se expandió casi 14 puntos porcentuales, haciendo que el ratio entre ambas variables alcance el 40%, en nuestro país. La aceleración se observa en forma sostenida y este año electoral la tendencia se acentuó con un alza de las erogaciones del 38% entre enero y agosto.

Por otra parte los cálculos de la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL) también dan cuenta que el rojo financiero alcanzará el 7% del PBI a fin de año. En un documento dado a conocer el viernes último, expresa que el ahorro que produjo la reducción en el precio de importación del gas natural licuado (por la caída de los precios internacionales) fue más que compensado con el impacto de la nueva moratoria sobre la cantidad de jubilados, por el aumento en otras transferencias corrientes y por mayores gastos de capital.

En el análisis que hacen del nuevo cálculo de gasto y recursos los economistas sostienen que la estrategia de financiamiento pone dudas acerca de metas de imposible cumplimiento, como una suba de los ingresos del 21% y un crecimiento del gasto del 16%, una proyección para 2016 poco creíble si se tienen en cuenta que ahora los recursos crecen al 29% y el gasto al 40% anual. Y todo esto en un contexto desfavorable en todos los indicadores económicos, desde los pronósticos de una inflación en baja, deterioro cambiario y tener al Banco Central como principal agente financiero, sin recurrir a los organismos internacionales.