La corrupción estatal que pone en jaque al gobierno de Brasil y en particular a los aliados políticos de la presidenta, no parecer circunscribirse al escándalo descubierto en la poderosa Petrobras, ya que se hay irregularidades más graves con sobornos en los contratos para la construcción de la tercera planta nuclear del vecino país, según ha confirmado el Ministerio Público.

Las maniobras son investigadas a raíz de que el expresidente de la constructora Camargo Correa, Dalton Avancini, confesara que las obras de Angra 3 fueron adjudicadas a empresas que ofrecieron sobornos a dirigentes de Eletrobras y del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), el principal aliado del Gobierno de la presidenta Dilma Rousseff. Según el informante, el soborno era equivalente al 1% del valor de cada contrato adjudicado a las diferentes constructoras, entre las cuales estaba Camargo Correa, el holding brasileño propietario de InterCement, un conglomerado que agrupa a sus cementeras en todo el mundo, entre ellas la argentina Loma Negra.

El fiscal Athayde Ribeiro Costa confirmó que se han montado operativos en busca de pruebas de la existencia de sobornos en empresas estatales a cambio de las concesiones a importantes firmas privadas. Además confirmó la detención del presidente de Eletronuclear, Othon Luiz Pinheiro da Silva, de quien dijo que habría obtenido unas comisiones ilegales por unos 1365 millones de dólares por arreglar contrataciones en la tercera generadora atómica brasileña. La maraña delictiva no queda allí, ya que en este asunto también están implicados dirigentes del partido oficialista, como socio político del Gobierno.

Además de la detención del presidente de la empresa estatal, en la operación denominada "Radioactividad" hubo otras detenciones y fueron allanadas 23 residencias y oficinas en Río de Janeiro, Brasilia, Niteroi, Sao Paulo y Baruerí. Sólo en la sede principal de Eletronuclear en Brasilia se movilizaron 180 efectivos policiales.

Brasil tiene una corrupción estatal endémica y a medida que se investiga aparecen maniobras que salpican también por acción u omisión a gobiernos anteriores como el de Lula Da Silva. Pero a diferencia de lo que ocurre en otras partes del mundo, la justicia brasileña es implacable y por eso numerosos funcionarios purgan condenas ejemplarizadoras.