Fue el ministro de Hacienda, Francisco Alcoba, quién tiró la primera piedra: "Si seguimos así, vamos a cerrar el año por primera vez desde 2003 en déficit". Lo dijo en una entrevista en este diario el 22 de septiembre. El funcionario justificó su especulación resaltando que hasta agosto los números de la recaudación no se estaban comportando como el Gobierno esperaba y, teniendo en cuenta que el último trimestre no es el mejor para recaudar, avisó públicamente que la posibilidad de déficit después de 11 años de superávit, podría convertirse en una cruel realidad. El rojo en las cuentas sanjuaninas no será catastrófico ni mucho menos, pero ocurrirá, cosa que merece atención, justo como también reclamó el funcionario en la citada nota periodística. En este contexto, el funcionario le pidió a sus pares públicamente tener cuidado con los gastos. Y hace poco, en una entrevista en Radio Sarmiento, el ministro de Turismo Dante Elizondo, contó que tendría una reunión con Alcoba para revisar las cifras que el Gobierno va a invertir en la Fiesta del Sol del año que viene. Un oyente preguntó "¿porqué vamos a hacer la Fiesta si no hay plata?" El cuestionamiento suena fuerte en la cabeza de mucha gente que no llega a fin de mes o que se quedó sin su trabajo en la minería, por ejemplo: entonces, "¿Hay que hacer la Fiesta del Sol 2015 a pesar del mal momento económico? Sí, al menos a ojos de éste cronista.
No hay que ser pesimistas porque la economía sigue los ánimos de la gente, asegura un reconocido economista de la provincia ligado al Gobierno Provincial. Igual, un rocío de realidad de cuándo en cuándo no viene mal: la minería ha dejado unos 15 mil obreros sin empleo. En la mayoría de los casos, esas personas han conseguido trabajo en las obras de casas, el Dique Los Caracoles, el Teatro del Bicentenario y cientos de obras más pequeñas que el Gobierno Provincial ha encarado para amilanar el impacto "No positivo" de Pascua-Lama y la caída de los precios de los metales en general. También es cierto que el nivel de ingresos de esas personas no es el mismo en un rubro que el otro, y eso se siente. Lo dicen los empresarios inmobiliarios: "Antes con la minería los precios de los alquileres de departamentos eran los más caros de la región y casi del país, pero ahora, hay muchos vacíos y varios operadores han preferido bajarse antes que no ganar nada". En el Gobierno provincial no saben -o no quieren- decir cuánta es la gente que ha conseguido empleo de esas 15 mil que quedaron afuera de la minería; sólo arriesgan que se trata de "un gran porcentaje". Si el freno de Lama pegó en los obreros, también lo hizo en los empresarios. Para tratar de salvarse, muchos proveedores mineros están mirando al sur con más cariño que antes. Resulta que Vaca Muerta está demandando casi la misma calidad de servicio que demandaba Pascua-Lama y muchos de los que formaron empresas para competir en el proyecto binacional están consiguiendo contratos en la exploración petrolera de YPF en Neuquén. Algunos -los menos- hasta han conseguido mantener la plantilla de personal que generaron bajo la expectativa del gran emprendimiento de Barrick en la frontera con Chile. Y no solo la minería: los viticultores sanjuaninos, mendocinos, salteños o de cualquier parte del país, dicen que éste es el peor año de muchos años malos. Los precios están por el piso y los costos siguen subiendo a la par del dólar blue, ilegal o como quiera llamarse. Tienen muchos otros problemas, pero a esas variables las identifican claramente como las enemigas del momento. Con ingredientes particulares, es el Estado Nacional el que no logra contener la inflación y la escalada del dólar, y poco pueden hacer los estados provinciales para dar combate a esos males. Debido a estas dos variantes anteriores -campo y minería- el comercio también ha sentido el impacto: según Hermes Rodríguez, presidente del Centro Comercial de San Juan, en el microcentro hay 100% más de locales cerrados que hace un año. Hay que tener en cuenta que el comercio es una de las principales fuentes para sostener la mano de obra, acá y en cualquier parte del mundo. Todo esa mezcla -minería, industria, campo, comercio- a su vez, ha terminado impactando en los números de la recaudación del Gobierno: hasta agosto la provincia sólo había podido cobrar 1.230 millones de pesos, cuando se presupuestó 1.369 millones de pesos. Un informe del Instituto de Estudios sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana (IERAL) señaló que hasta julio las provincias incrementaron su recaudación en un 34% promedio, mientras que la de San Juan fue de tan sólo el 22%. "De persistir la baja o aceleración en la caída de la recaudación, en términos constantes, 2014 lo podríamos terminar con déficit fiscal", admitió Alcoba en la entrevista de fines de septiembre. Y agregó "si no hubiese sido por la prórroga que ha otorgado la Nación en el servicio de la deuda que la provincia debía haber pagado en este año (un total de 125 millones de pesos), ya estaríamos con los números en rojo". El funcionario dijo eso antes de que la Nación volviera a patear para el año que viene las obligaciones de las provincias. Para lograr inflar los números propios, la provincia ha salido a presionar a los contribuyentes en un intento desesperado de recaudar algo más, pero los resultados son mínimos. Por ejemplo, empleados de la Dirección General de Rentas se paran en los operativos de tránsito de la Policía y verifican si los conductores están al día con el impuesto al Automotor. Sólo le avisan a quién va manejando que el vehículo tiene una deuda de tal monto. De esa forma, según los funcionarios de esa repartición, han logrado ubicar a 2.226 morosos; de ellos el 55% regularizó su situación. Con respecto al impuesto Inmobiliario, Rentas les recordó a 455 contribuyentes de barrios privados que mantenían deudas con el fisco. Tras recibir la notificación, el 45% hizo los trámites para no quedar a tiro de ser demandados. También se está presionando a los monotributistas. El Gobierno ha detectado que hay muchos que presentan su Declaración Jurada "sin movimientos", y los están llamando para saber si es verdad que les va tan mal. Cruzan datos con AFIP y ahí se advierte claramente si es que facturaron o no lo hicieron como declararon. Y seguro habrá más maniobras, algunas que rayan la simpatía política con la que acostumbró a manejarse la gestión G.
Volviendo a la Fiesta del Sol, los sanjuaninos y nuestros vecinos en Mendoza, hemos tenido la costumbre de someternos a injustas y arbitrarias comparaciones. Se trata de la famosa rivalidad cuyana, un clásico en ésta parte del país. Si tenemos que espejarnos en ellos entonces, debemos decir que nos llevan años luz con respecto a la manera que han logrado sostener su fiesta a través de las décadas: Según el sitio Wikipedia, "Su primer festejo -el de la Fiesta de la Vendimia- se realizó en el año 1936, y desde entonces se celebró de manera continua hasta el año 1955 inclusive ya que en 1956 no se realizó por problemas económicos y por la Revolución Libertadora que afrontó el país. Después se continuó en 1957 hasta 1958 (en 1959 se llamó La Fiesta del Vino") para luego celebrarse nuevamente en el año 1960 hasta 1984 (debido al terremoto de Mendoza en 1985), y de 1986 a la actualidad sin interrupciones". Es decir, desde la ultima interrupción llevan 28 años consecutivos con su fiesta a cuestas. Incluso en plena crisis Argentina de fines de 2001 y principio de 2002, con la salida de Fernando de la Rúa en helicóptero de la Casa Rosada, la extraña asunción de Adolfo Rodríguez Saa a la Presidencia, su renuncia, los otros tantos presidentes por semanas o días, a pesar de todo eso, ese verano Mendoza organizó y realizó su tradicional Fiesta de la Vendimia. Eso se llama conducta.
Según fuentes oficiales sanjuaninas, el encuentro mendocino cuesta "el doble" de lo que se invierte en San Juan con la Fiesta del Sol. Dato que no puede ser corroborado gracias a que el Gobierno provincial piensa que es mejor no dar a conocer la cifra final para que la gente no haga especulaciones o comparaciones que perjudiquen la realización de la misma. Es decir, se piensa que si se comunica que la fiesta vale $60 millones, por ejemplo, la gente empezará a cuestionarla y a no apoyarla por tener otras necesidades insatisfechas. Es un criterio, no se niega. De igual forma, a menos a juicio de éste cronista, siempre es mejor comunicar, porque despeja dudas. Además del pequeño detalle de que los funcionarios están obligados a dar a conocer los actos de Gobierno, por supuesto. La Fiesta de los sanjuaninos genera unos 3 mil puestos de trabajo, que van de menor a mayor desde abril o mayo de un año hasta el cierre en el Autódromo El Zonda. Indirectos, directos, en los municipios, en la provincia. Metalúrgicos, bailarines, coreógrafos, vestuaristas, obreros, todos cobran -más tarde o más temprano- por su trabajo en una época, fundamentalmente enero y febrero, donde San Juan se muere laboralmente hablando. En definitiva, a pesar del déficit, la mala onda nacional, o la catástrofe que sea, San Juan debe sostener su fiesta, si es que quiere igualar -sólo en ese aspecto- al encuentro mendocino.