El último convoy militar estadounidense cruzó el domingo pasado la frontera de Irak con Kuwait, lo que supone el punto final de la retirada del Ejército norteamericano del país al que llegó hace cerca de nueve años. Fue el 20 de marzo de 2003, cuando las fuerzas de Estados Unidos penetraron masivamente en suelo iraquí para derrocar al régimen del antiguo dictador Saddam Hussein, que luego sería ejecutado.

La conflictiva invasión, con resultados inciertos, ha durado exactamente ocho años y nueve meses, desde que las tropas estadounidenses cruzaron la frontera en sentido inverso para poner en marcha la llamada "Operación Libertad Iraquí'', que daría paso a la guerra más polémica de la historia de Estados Unidos desde la de Vietnam, casi medio siglo antes. En un momento, esta fuerza de choque llegó a contar con 170.000 hombres en el momento de mayor intensidad de la lucha contra la insurrección y con 505 bases en el lugar.

Ante la negativa de dar inmunidad a los miles de soldados de EEUU encargados de continuar el apoyo a las autoridades locales, el presidente Barack Obama decidió, el 21 de octubre pasado, el retiro total de sus tropas. Ahora, los 900.000 efectivos iraquíes tendrán la dura labor de asegurar solos la seguridad del país, amenazados por los insurgentes, especialmente Al Qaeda, que aunque estén debilitados aún tienen capacidad para hacer correr la sangre. También deberán impedir el renacer de las milicias y una rendición de la guerra confesional entre chiítas y sunitas que dejó miles de muertos en 2006 y 2007.

Los estadounidenses dejan un país sumido en una crisis política, tras la decisión del bloque laico iraquiya y del ex primer ministro Iyad Allaui de suspender su participación parlamentaria. De este modo finaliza la invasión lanzada sin el aval de la ONU para encontrar las supuestas armas de destrucción masiva que Saddam Hussein tenía escondidas, según George W. Bush. Estados Unidos paga un alto precio por esta ocupación: el Pentágono gastó cerca de 770.000 millones de dólares en nueve años, tiempo en el que murieron 4.474 soldados norteamericanos. Otros 32.000 resultaron heridos y hubo entre 104.035 y 113.680 víctimas civiles.

Desgraciadamente esta es una nueva demostración que la guerra no es una solución para resolver los conflictos, sino que siempre es una derrota para la humanidad.