El 2015 ha sido declarado como el "Año internacional de los suelos” en un intento de hacer efectiva una enérgica lucha contra la desertificación, fenómeno que está afectando a numerosos países del planeta en el marco de las alteraciones climáticas que tienen incidencia directa en la seguridad alimentaria de la población y las funciones ecosistémicas esenciales.

La iniciativa surgió de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Secretaría de la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (CNULD), para colaborar con los gobiernos en el marco de la Alianza Mundial por el Suelo.

Entre los principales objetivos que se pondrán en marcha, a fin de contrarrestar el avance de la desertificación se buscará conseguir la plena concienciación de la sociedad civil y los responsables de la toma de decisiones sobre la profunda importancia del suelo para la vida humana. También educar al público sobre el papel crucial que desempeña el suelo en la alimentación, la adaptación y mitigación del cambio climático, los servicios ecosistémicos esenciales, la disminución de la pobreza y el desarrollo sostenible.

Otro propósito es el de promover inversiones en actividades de manejo sostenible de la tierra para desarrollar y mantener suelos saludables para los diferentes usuarios de la tierra y grupos de población.

El cuidado de los suelos es de primordial importancia para asegurar la supervivencia alimentaria de la humanidad, en medio de un panorama climático que se presenta muy complicado y que ya está incidiendo en los niveles de producción de alimentos necesarios para la población mundial.