Coincidente con el Día Mundial del Medio Ambiente, el papa Francisco condenó ayer al creciente mundo consumista, dominado por lo que llamó la "cultura del despilfarro” de hábitos deplorables, como tirar comida en buen estado considerando la prevalencia del hambre. El sumo pontífice se lamentó que actualmente 870 millones de personas padezcan hambre y 2.000 millones soporten al menos una deficiencia nutricional. Bergoglio se hizo eco del documento de las ONU, denunciando que unos 1.300 millones de toneladas de comida, o una tercera parte de lo que se produce en el mundo para el consumo humano, se pierden o se desperdician anualmente, en particular en las naciones desarrolladas, porque la mayoría de los desechos son generados por los consumidores debido a que compran demasiado y tiran lo que no llegan a comer.

Pero, además del despilfarro, el sistema agrario mundial presenta fallas estructurales observadas también por el programa del organismo para el medio ambiente. Asegura que una de cada cuatro calorías producidas se pierde o desecha, complicando la capacidad del planeta para atender una demanda alimentaria en rápido crecimiento.

Es que por un lado, más de la mitad de la comida desperdiciada en Europa, EEUU, Canadá y Australia se desecha en la etapa de consumo, mientras que en los países en desarrollo, dos tercios de las pérdidas se producen durante la cosecha, el almacenaje y las etapas intermedias, impidiendo ahorrar agua, energía, pesticidas y fertilizantes. Por ello, romper con la cultura del despilfarro es eliminar desigualdades de países ricos y pobres, y crear un medio ambiente sostenible para miles de millones de necesitados.