No hay duda de que los altos índices de criminalidad de Venezuela se deben principalmente a la corrupción policial, la debilidad del sistema judicial, y un sistema carcelario disfuncional. Además, el deterioro del sistema educativo y los subsidios gubernamentales para los jóvenes ha creado una generación de jóvenes que ni estudian ni trabajan -los famosos "’ni-nis”- que muchas veces se dedican a delinquir.

Venezuela no se diferencia mucho de otros países con altas tasas de criminalidad, pero hay una gran diferencia: durante los últimos quince años, desde que el difunto presidente Hugo Chávez asumió el poder, el gobierno ha empleado una retórica incendiaria que glorifica la violencia. El propio Chávez asumió un nuevo mandato en 2007 al grito de "’¡Patria. socialismo o muerte!”. El ex militar convirtió a ex golpistas y guerrilleros en "’mártires”, promovió la creación de "’milicias populares” constituidas por civiles armados, y pidió el apoyo del pueblo para librar una "’guerra” contra la "’oligarquía fascista”.

En el discurso oficial venezolano, los simpatizantes del gobierno no son partidarios, sino "’combatientes”. Los empresarios no son hombres de negocios, sino "’la burguesía parasitaria”, los adversarios políticos no son rivales, sino "’escoria” y "’apátridas”. El presidente Nicolás Maduro ha continuado -y a veces exacerbado- el discurso del odio. En noviembre, Maduro llamó a la "’ocupación” de supermercados que supuestamente no cumplían con los precios ordenados por el gobierno, generando una ola de saqueos. Hasta los militares fueron vistos cargando sus motocicletas con plasmas.

En esta cultura del "’vale todo”, Venezuela ha cuadruplicado su índice de homicidios desde que Chávez asumió la presidencia hace quince años, de 19 muertes por cada 100.000 habitantes en 1999 a 79 muertes por cada 100.000 habitantes en la actualidad, según el Observatorio de Violencia Venezolano, un grupo no gubernamental. El asesinato, cometido esta semana, de la ex Miss Venezuela Mónica Spear, una actriz residente en Miami, que fue muerta junto con su marido en un intento de robo, ante la mirada de la hijita de la pareja, que sobrevivió, ha llevado a Maduro a reconocer por primera vez que hay un problema serio de criminalidad.

Chávez instaló en la sociedad la idea de que robar no es algo necesariamente malo, y que los delincuentes no son necesariamente mala gente, sino a menudo víctimas del sistema capitalista. Eso ha contribuido a generar la ola de robos, asaltos y homicidios que vive el país.

Mi opinión: Obviamente, al igual que en otros países, las principal causas del aumento de la criminalidad en Venezuela son la corrupción policial y la impunidad de los criminales. Pero en Venezuela, el discurso violento del gobierno empeora las cosas. Por suerte, después de varios meses de negar que existía una epidemia de criminalidad, Maduro invitó a los gobernadores oficialistas y de oposición para buscar soluciones al problema.