El mantenimiento de cunetas crea compromiso de municipios y vecinos para la subsistencia de árboles y desagües pluviales.
Hasta tiempo atrás cuadrillas municipales trabajaban en zonas del Gran San Juan en limpieza de acequias y reparando las destruidas. Sin embargo hay faltante de agua de regadío desde las avenidas José Ignacio de la Roza y Circunvalación, en calle Paula A. de Sarmiento hasta los Barrio Porres, Las Heras y adyacencias. Las obstrucciones impiden el riego en calle Valdivia, de Oeste a Este, en Villa Del Carril hasta la Vía Rápida, según denuncia el vecindario.
Es que al no existir ahora mantenimiento, los cauces se cubren de residuos y de pasantes improvisados, hasta hacerlos desaparecer. Se puede comprobar como el agua se desperdicia por la desidia de quienes deben atender el arbolado público. Existe un contrasentido, ya que algunos planes de obras ejecutaron trabajos en veredas para rehacerlas, al igual que las tasas de los árboles, pero se secan al no circular agua y hasta la desaprensión de ciertos frentistas contribuye a un retroceso lamentable, porque cubren las cunetas con escombros, hacen puentes improvisados y consecuentemente se cierran las tazas de los árboles. Si aparece la dotación de agua, o esta proviene de las lluvias, al no tener espacio se vuelca al pavimento rompiendo las calles y haciendo que los propios vecinos no puedan transitar sin riesgos a caerse.
Hay insuficiente agua para el riego urbano y no es menos cierto es que la falta de mantenimiento de cunetas, compuertas y pasantes del sistema agrava la situación, sin que se multe a quienes obstruyen de cualquier forma las cunetas en perjuicio de un patrimonio que es de todos.