El Ministerio de Salud Pública de la provincia ha publicado consejos para evitar los accidentes que se producen por la inadecuada manipulación de elementos pirotécnicos en estos días de fiesta, como asegurarse que los artefactos tengan autorización oficial, seguir estrictamente las indicaciones del fabricante y mantenerlos lejos del alcance de los niños.
También se debería aclarar la necesidad del uso responsable de los elementos explosivos, desde bombas de estruendo a fuegos artificiales, que si bien están regulados para épocas del año en que autoriza la venta y el uso masivo, el impacto es traumático en los animales: les provoca alteraciones como taquicardia, temblores, falta de aire, náuseas, aturdimiento, pérdida de control, miedo, e incluso la muerte. Los efectos son diversos y de diferente intensidad, desde perros que huyen desesperados hasta aves que pueden morir por los estruendos.
En realidad aunque se considera a los petardos y fuegos artificiales como sinónimos de fiesta y alegría, estos elementos son mucho más peligrosos de lo que se supone y tienen consecuencias perjudiciales para la salud de los humanos, para el medio ambiente, y se ha comprobado su peligrosidad desde la fabricación, transporte, almacenamiento y manipulación, hasta los incendios que llegan a generar. Pero de la contaminación ambiental que originan poco se dice, caso del perclorato, agente oxidante utilizado para lanzar el cohete; los metales pesados que van en la bomba explosiva y producen la coloración del estallido, y los aerosoles sólidos, que se precipitan después de la explosión.
Si hay clima de fiesta, debemos acompañarlo con la responsabilidad que demanda el uso adecuado de la pirotécnica.