La crónica diaria informa que cada vez son más los adolescentes que intervienen en robos y hurtos motivados por hacerse de objetos de cualquier valor, que luego reducen obteniendo pequeños montos de dinero. La Policía sólo se preocupa por tratar de determinar quiénes son los menores que intervienen en estos hechos delictivos, y si es posible tratar de recuperar los elementos robados; pero son poco los casos en los que se sigue una investigación para descubrir quiénes se encargan de reducir esos bienes y el destino que se le da al dinero obtenido ilícitamente.
En estos últimos días se ha informado sobre una gran cantidad de hechos delictivos por parte de jóvenes que ingresaron a viviendas ubicadas en varios puntos de nuestra provincia para robar electrodomésticos, herramientas, ropa, pequeñas sumas de dinero y hasta sanitarios, como ocurrió recientemente en el departamento Valle Fértil.
El riesgo de estas incursiones es que lo que comienza como un ilícito menor, conocido popularmente como "’raterismo”, suele terminar como un hecho grave, con uso de violencia o armas de fuego y la posibilidad de que alguien salga herido o muerto.
La frecuencia con que se están dando estos sucesos debería dar lugar a la creación de un cuerpo especial de investigación, para ir al fondo este fenómeno creciente que preocupa a la sociedad.
No podemos quedarnos sólo con las estadísticas sin intentar averiguar las causas de la delincuencia juvenil y sin seguir las pistas de los reducidores de las cosas robadas y el destino del dinero que se paga por ellas, cuando existe una fuerte sospecha de que los jóvenes lo emplean en el consumo de alcohol y drogas, que alguien se las debe proporcionar.