Se ha establecido que el acceso al agua es un derecho humano y al mismo tiempo la premisa toma matices políticos, económicos y sociales. Por ello se ha fundado la Asociación Mundial del Agua, cuyos objetivos apuntan a establecer principios de la gestión sustentable de los recursos hídricos e identificar las necesidades críticas de consumo.

Los especialistas analizan los distintos problemas en la búsqueda de solucionar las dificultades con una visión global y regional. Un concepto de vanguardia es la denominada "agua virtual\'\', es decir, cómo exportar agua a partir de los productos, sobre todo los alimentos. Sudamérica tiene el 26% del total del agua dulce del planeta, que es renovable, con el 6% de la población mundial. El 84% del agua de Argentina está en la Cuenca del Plata, compartida con Uruguay y Brasil.

La necesidad de valorar el recurso, comienza con ejemplos prácticos, como un grifo que gotea y representa una pérdida que puede estimarse hasta en 200 litros diarios. Y si se abre una manguera de riego sin control en un jardín pueden significar 570 litros de agua derrochada en una jornada, mucho más de lo que necesita el cultivo doméstico. Por eso se debe apuntar a un cambio de conducta familiar y pensar como en los países desarrollados donde la tarifa por el uso de la red de agua potable es onerosa. Por lo tanto, existe en los usuarios una profunda disciplina en cuanto al uso adecuado del vital elemento, incluso con pensamiento ahorrativo ya que la tarifa es elevada y se paga de acuerdo al consumo. Claro que, en las áreas residenciales e industriales, otra red de agua sin tratar atiende las demás necesidades de la población.

El uso racional del agua contribuirá a mejorar la calidad de vida y asegurar la supervivencia misma de la humanidad. Existen abusos en el uso del agua potable, ya sea por prejuicio (creer que es un recurso inagotable), o por desconocimiento. El derroche del agua abunda, su uso debe ser eficiente y tener en cuenta que esa racionalidad permite la sustentabilidad de todos los sectores que la demandan como el agrícola-ganadero, industrial y de servicios.

Mejorar la red potabilizadora y la red de saneamiento es uno de los caminos válidos para la economía y la satisfacción del usuario. Los controles de pérdida son fundamentales y la conciencia de los ciudadanos es un eje singular y quizás la clave fundamental para evitar los déficit del sistema y prever la demanda futura.