Revelaciones recientes de un calificado estudio de finanzas a nivel mundial del más importante conocido como Institute of International Finance (IIF), da cuenta de conclusiones analíticas de un relevamiento hecho a nivel mundial que llaman a su debida ponderación de eventuales efectos contrarios mediante una adaptación razonada a cada país. La primera afirmación relevante que surge de tal informe es que tomando en cuenta los últimos años y por condiciones financieras internacionales, en el mundo se vivió un festival de deuda, en razón de que múltiples países acrecentaron de modo desproporcionado la deuda en divisas respecto del valor de su PBI, y, en un tiempo muy corto. Una de las razones de esa fenomenología expansiva-cuantitativa se debe a que desde hace varios años y hasta fines del 2017, la Reserva Federal de EEUU, mantuvo los tipos de interés referenciales para remunerar el dinero en operaciones activas y pasivas en prácticamente un valor neutro o cero. Esa línea clave del andamiaje del financiamiento mundial ocurrido en el país de la moneda de dominio internacional, llevó a que muchos capitales en moneda dura, migraran desde la meca EEUU, hacia otras plazas financieras de países, básicamente emergentes, a tomar ganancias en tasas más altas que las del primer mundo. Esa situación, sin embargo, se transformó en 2018, atento a que la Reserva Federal decidió por condiciones macroeconómicas de EEUU, subir los tipos de interés con el que se lleva a cabo la remuneración del capital. Ese viraje en el nivel de las tasas de interés detonó un cambio imprimiendo a los capitales una dirección inversa, razón por la cual ahora se está gestando un flujo de regreso de capitales desde los países emergentes hacia EEUU. Esta nueva realidad genera un problema para los países que sufren la salida de capitales, porque solo llegaron atraídos por inversiones en cartera en las bolsas y mercados, pero no ha insertarse en enclaves productivos nuevos. Y, lo que es peor, gran parte de ellos, acudieron a adquirir letras y bonos de los bancos centrales y de los tesoros de cada país, respectivamente, por un corto lapso de tiempo, con lo cual, su salida, una vez tomada la ganancia, resulta ser muy expeditiva. Hay agravantes de la situación en aquellos casos de países emergentes que pasaron a depender de esa deuda o de los ingresos rápidos de capitales, en tanto, sufragaron gastos corrientes con esos fondos de capital. Es decir, incurrieron en un financiamiento insostenible porque cubrieron el faltante originado por el déficit fiscal y el déficit comercial externo, con deuda externa, y a una ratio elevada. Esta situación la destaca el instituto de finanzas descripto, y alerta por lo que denomina condiciones de alta fragilidad externa de varios emergentes por exposición a la movilidad volátil de los flujos de capital a nivel internacional. En suma, se cierran para los países emergentes, las fuentes de financiamiento externo de que disponían, lo cual deja a los déficits gemelos y las necesidades privadas de financiamiento sin herramienta para atenderlos.
En los últimos años y por condiciones financieras internacionales, en el mundo se vivió un festival de deuda.
Esto explica los ajustes abruptos en los gastos de los presupuestos públicos en marcha, que por indefectible razón, tendrán un efecto inmediato negativo y representaran, con ello, una nueva vuelta de tuerca al ciclo recesivo de la economía real.
Por el Dr. Mario A. Luna y Fabián A. Nuñez