El viernes último se recordó el 20º aniversario de la aprobación de la Convención sobre los Derechos del Niño, por parte de la Asamblea General de la ONU, que establece los derechos humanos, civiles, sociales, culturales, políticos y económicos para la infancia de cualquier país.

Aunque casi todos los Estados han firmado el tratado, todavía Estados Unidos y Somalia, no lo ratifican. Y de 192 que lo han hecho, sólo 70 han incorporado la Convención en su legislación, aunque el tratado ha dado grandes frutos. Uno de los indicadores más destacados señala que la mortalidad infantil se redujo en un 28 por ciento. Hace dos décadas fallecían al año 12,5 millones de niños menores de cinco años; hoy son 8,8 millones. A pesar de ese descenso, no se debe bajar la guardia, porque los desafíos resultan todavía titánicos. Unicef alerta, una vez más, que la vida de millones de pequeños pende de un hilo, sobre todo en Africa y Asia: 25.000 menores de cinco años mueren diariamente y cuatro millones de recién nacidos pierden la vida antes de cumplir un mes. La diarrea, el paludismo o la neumonía y otras causas que se pueden prevenir, matan cuatro millones de menores al año.

Existen muchos otros frentes que combatir, porque los derechos de los pequeños se quebrantan en muchas sociedades: más de 51 millones no figuran en ningún registro, no tienen certificado de nacimiento. Las peores formas de violencia castigan a la infancia, situación que resulta especialmente dramática para aquellos que pierden a sus padres: 145 millones de niños huérfanos, 150 millones trabajan y 1,2 millones son víctimas de la trata, todos los años.

Surge también una gran pregunta: ¿dónde están los derechos de los niños argentinos que se prostituyen, que delinquen por el "paco", que se convirtieron en mendicantes rutinarios, o precoces delincuentes, sin ir a la escuela porque sus padres prefieren un "plan" a un trabajo, y si el plan se completa con la paga por asistir a un piquete o acto público ¿mejor aún?, ¿dónde está el Estado que debe garantizar sus derechos? ¿Cuál es la verdadera función de los organismos de Bienestar Social y protección a la minoridad? ¿Existe en nuestro país una política de Estado en la materia?

El Gobierno tiene muy confundidos sus deberes constitucionales, y el abandono a la niñez, equivale al suicidio anticipado de nuestras posibilidades como Nación, además de contribuir a ahondar la brecha de la desigualdad social.