Caucete es uno de los portales más importantes de San Juan, al ser paso obligado de todo el tránsito que ingresa a la provincia proveniente del centro y norte del país. Como tal, es de fundamental importancia que sus zonas rural, suburbana y urbana luzcan lo más limpias y prolijas posible, dando idea de que tanto el sector privado como el de gobierno tienen un especial cuidado por preservar el medio ambiente y las cualidades paisajísticas que ofrece la propia naturaleza.

Pero, lamentablemente esto no se cumple en su real dimensión. En la zona rural, mientras algunos afincados intentan mantener limpios los alrededores de sus propiedades, las calles de acceso se están convirtiendo en vertederos de residuos domiciliarios y de otros sectores. Esto provoca una notable contaminación ambiental muy cerca de las áreas productivas que puede llegar a incidir en la calidad de los productos y perjudicarlos a la hora de negociarse su comercialización. Nos estamos refiriendo a que es posible observar verdaderas montañas de basura, con todo tipo de desechos como botellas y bolsas de plástico, residuos orgánicos, materiales de construcción y hasta ropa en desuso, a escasos metros de chacras y viñedos con uvas que se utilizan para la elaboración de vinos varietales y frutas y verduras que deben tener las mejores condiciones tanto para exportarlas como para el consumo interno.

Otro problema vinculado al paisaje y que también afecta al medio ambiente por la contaminación que se genera a través de las letrinas y el destino de las aguas servidas, es el de la proliferación de viviendas precarias sobre espacios públicos, a los costados de las calles. Se ha hecho una costumbre que la gente que no tiene vivienda en la zona rural de Caucete, improvise un rancho en el sector correspondiente a la banquina, sin importarles el trazado de la calle a tal punto que muchas de esas viviendas tiene su puerta de acceso, prácticamente, sobre la calzada.

Cada una de estas viviendas tiene como baños, precarias letrinas, con pequeños pozos negros de los que proliferan muy feos olores y todo tipo de insectos, especialmente moscas que han comenzado a abundar tanto en verano como en invierno.

La quietud municipal por tratar de evitar este mal, alienta a que cada vez sean más las familias que se instalan de esta forma en la zona, sin que se prevea un programa de viviendas rurales que contemple estas situaciones.

En la zona suburbana y urbana, la situación no es muy distinta. El problema de la falta de vivienda hace que se siga construyendo muy precariamente, sin los servicios sanitarios que prevé la construcción moderna. Mientras algunas villas se han erradicado hay otras que se han establecido perjudicando el paisaje urbano de la ciudad.

También se da lugar a que vendedores ambulantes se instalen precariamente en la vía pública, responsables de arrojar todo tipo de residuo en cualquier parte.

Cuidar la higiene y limpieza debería ser una de las primeras consignas municipales si se pretende un departamento vitivinícola por excelencia, en donde también se obtengan buenos productos de chacra. Dentro de esta tarea, los controles para establecer quienes son los que arrojan residuos en la vía pública deben intensificarse y ser implacables a la hora de sancionar a los responsables.