La discusión acerca de los sueldos de los funcionarios políticos es muy antigua, aunque no está resuelta. Mucha gente opina que esos cargos deben estar muy bien remunerados, porque de lo contrario solamente llegarían a ocuparlos personas sin idoneidad o aquellos que ven en el Estado una oportunidad de negocio. O una conjunción de ambas cosas. Del otro lado están los que piensan que a los cargos políticos deben acceder quienes tengan vocación de servicio y quienes estén dispuestos a sacrificarse por el bien común. Entonces, el salario no importa. Mientras más bajo, "mejor funcionario", dicen. Esa teoría pudo haber funcionado hace algunas décadas, mucho más cercanas al retorno de la Democracia, cuando este sistema de gobierno aún no atravesaba tantas tormentas e, incluso, cuando el mundo era distinto: alguna vez mostrar una mujer en bikini en TV fue un acto de rebeldía. Todo ha cambiado. Entonces, ¿cuál es el equilibrio? Es muy difícil establecerlo, aunque hay obscenidades que no pueden ocurrir en un sistema que se jacte de justo. Según una liquidación mensual de mediados a fines de 2019, el presidente del EPRE, Jorge Rivera Prudencio, cobró 500.000 pesos por sus servicios a cargo de uno de los organismos más odiados y repudiados por los sanjuaninos. Más allá de las capacidades técnicas del funcionario, que no están en discusión, es imposible que ese equilibrio entre lo que ganan y lo que hacen los funcionarios, se mantenga con semejante obscenidad. El Gobernador, la Presidenta de la Corte, el Presidente de la Cámara de Diputados, ganaban a esa fecha mucho menos de medio millón. Según algunas publicaciones periodísticas, el sueldo del Presidente actualmente es de 268.000 pesos, y no hay nadie en el país que tenga mayores responsabilidades que Alberto Fernández. ¿Podría el Presidente manejar el EPRE? probablemente, no. ¿Podría el Presidente, junto a algún asesor técnico, manejar el EPRE? Sí, podría. ¿Entre ambos deberían ganar 500.000 pesos? No, para nada.

Jorge Rivera Prudencio, presidente del EPRE

Evidentemente hay un aprovechamiento de la situación por parte de Rivera, quien sabe que no hay muchas personas que ostenten sus capacidades técnicas. En off, alguien del EPRE explicó que los sueldos de esos funcionarios, en San Juan y en varias provincias del país, se elevan tanto por los requerimientos técnicos internacionales de los mismos. Es decir, a los especialistas hay que pagarles mucho mejor. Se entiende, pero el resultado de esa ecuación técnica no puede romper el equilibrio que debe existir entre el trabajo que se hace, el sueldo que se percibe y el contexto en el que ambas cosas conviven. Si esa fuese la regla, entonces a la Directora de Epidemiología en pandemia hay que pagarle miles de millones, lo mismo al Ministro de Desarrollo Humano cuando hay más hambre y desocupación. No ocurre así, el sistema no lo permite así. Lo mismo debería ocurrir con Rivera. De ninguna forma digo que es ilegal, pero sí digo con todas las letras que es obsceno e injusto para el resto de la administración pública. Los argumentos acerca de que esos cargos en el mundo se arman en base a calificaciones internacionales no alcanzan porque no están acordes al contexto: tenemos un país que a fin de año tendrá al 60 por ciento de los chicos y adolescentes bajo la línea de pobreza; la desocupación en el país trepará a niveles que nadie se anima a predecir y los presupuestos de la provincia y de la Nación están sufriendo el mayor golpe que la Democracia recuerde. En este contexto, ¿le podemos pagar a un funcionario más de medio millón de pesos por mes?

El otro problema que se genera al ganar tanto dinero del Estado, es que cualquier persona deja de tener criterio suficiente para decidir por el resto, para resolver sobre los recursos del Estado, que no son infinitos y que deben guardar cierta legitimidad y justicia. Eso pasó con el gasto que Rivera dispuso para construir cocheras. No tiene idea del valor de las cosas porque un salario tan irreal le cercena la capacidad para decidir acorde al contexto, lo deja sin criterio. Puedo decir sin temor a errores, que una persona que gana tanto pierde el valor de las cosas; no el precio, el valor. Nadie que entienda el lugar en el que está parado debió decidir la construcción de cocheras en este momento de crisis, pero para el EPRE eso es importante, la crisis no es tal. Rivera no sabe el valor de 200 o 300 millones de pesos. No es capaz de calcular el costo real de ese dinero. Pudo haber decidido eso, o pudo haber pedido que se construyera un helipuerto en su oficina, es lo mismo. 

Ni que hablar del sentido de solidaridad, que está o no en las personas; no es algo que se aprende ni algo que se puede inculcar a la fuerza. Al titular del EPRE ¿le dará vergüenza cobrar lo que cobra? A muchas personas, sí les daría. ¿Qué haría Rosalía Garro, por ejemplo, quien le dedicó la vida a la política y a solucionarle la vida a las personas y murió pobre? Claro, la Negra no le hacía sombra a Rivera desde las capacidades técnicas, pero puedo asegurar que su solidaridad y su entrega al bien común, fueron mucho más allá de los miles de millones que Rivera lleva "ganados" gracias a todos los sanjuaninos.

Si los pliegos de los cargos del EPRE disponen que el funcionario gane tanto, hay que cambiarlos. Si el EPRE se desmadra porque ponen al frente a un burro que gane poco, habrá que repensar entonces cómo armar un organismo que pueda mantener el equilibrio y ser condescendiente con el contexto que lo rodea. Hoy el EPRE está desequilibrado. El sueldo del titular del EPRE es obsceno y no corresponde al contexto.