Al año de haberse producido el devastador terremoto del 15 de enero de 1944 y mientras el mundo se desangraba por la Segunda Guerra Mundial -en ese mes se producía el avance de los Aliados en los Ardennes-, San Juan recordaba con sumo dolor, el primer aniversario de la tragedia. La ciudad aún mostraba las impresionantes huellas de la catástrofe, como las ruinas de antiguas murallas, relictos de la época colonial.

Las recordaciones de tan funesto hecho se realizaron en general en todo el país. Así en Buenos Aires diferentes instituciones como la Confederación Nacional de Beneficencia, Asociación Argentina, Centro Pro Reconstrucción de San Juan y el Centro Universitario de la Plata, organizaron el oficio de una solemne misa en la Iglesia del Socorro en recuerdo de las víctimas. Simultáneamente desde San Juan se enviaron notas de gratitud por la ayuda brindada. Estas notas fueron no sólo del gobierno, también de varias instituciones de base, como la Agrupación Boys Scouts Argentinos de Caucete, la cual envió saludos de agradecimiento al entonces vicepresidente de la nación, el ya conocido Coronel Juan Domingo Perón. El telegrama, contenía palabras de agradecimiento al futuro triple presidente: "Agrupación Boys Scouts, Manuel P. Antequeda de Caucete, adhíerese en este día al fervoroso sentimiento de gratitud popular para quien supo acompañar al pueblo de San Juan en la jornada de dolor que vivió el 15 de enero de 1944". En cuanto a los actos recordatorios, aquí en nuestro suelo, el día 15 de enero de 1945 tuvo ribetes emocionantes y memorables, sobresaliendo -dada nuestra idiosincrasia- los religiosos. En todos los departamentos se celebraron rituales litúrgicos o se rezaron plegarias como ofrenda a las miles de víctimas. En la ciudad capital el principal acto fue el realizado en un llamativo monumento erigido en la Plaza 25 de Mayo, cuya arquitectura constaba de variados simbolismos. Este acto se inició a las 8 de la mañana, izándose la bandera de la plaza, formándose la Banda de la Policía y un pelotón de 20 bomberos. A continuación el entonces Obispo Auxiliar Marcos Zapata, celebró una concurrida misa en el altar del monumento, en memoria de las víctimas. En horas de la tarde se efectuó una recordada "procesión de penitencia”, la cual partió de la Iglesia de Santo Domingo, escoltada por el cofre con las cenizas de los fallecidos. Esta procesión conformó una gran columna de compungidos sanjuaninos, además de las autoridades políticas y militares y el Arzobispo de Cuyo, monseñor Audino Rodríguez y Olmos. En el trayecto se entonaron trozos escogidos de música sacra. Cabe decir que esta columna procesional se dirigió a la citada plaza, depositándose momentáneamente al pie del monumento la citada urna. Siendo la hora exacta en que se produjo el sismo las campanas repicaron con sentidos sonidos y un clarín llamó a silencio.

En el acto litúrgico el coro del Colegio Don Bosco cantó Réquiem y además se pronunciaron discursos y alocuciones, destacándose las conmovedoras palabras del padre Fray Gonzalo Costa, el recordado sacerdote que tuvo la grandeza y la sapiencia de recoger las cenizas de los fallecidos, para que luego el pueblo todo rindiera tributo a sus seres queridos fallecidos.

Otro acto que se llevó a cabo posteriormente fue el organizado por la colectividad chilena en San Juan. La recordación tuvo como noble propósito conmemorar a las víctimas del accidente que tuvo lugar en el Aeropuerto del Plumerillo, en Mendoza, en ocasión en que venían a prestar su asistencia al pueblo sanjuanino. Tal evocación se realizó en una capilla del Barrio Capitán Lazo y en el cementerio municipal.