La revelación de este diario del denigrante espectáculo de chicas que se desnudan en locales bailables a cambio de recibir de los dueños bebidas alcohólicas, ha repercutido hondamente en la sociedad, con igual desagrado fuera de nuestra provincia. El reflejo de la filmación y la nota en la web de este diario generó la crítica generalizada por la bajeza de unos y otros, sumando comentarios acerca de que se trata de una rutina, a partir de las 4 de la madrugada y se aportaron otros videos.

Nada parece circunstancial, ya que testigos dieron detalles de los ‘miércoles de trampa”, días en que se producen los desbordes cuando el animador del local incita a las mujeres a sacarse la ropa para recibir una cerveza y si el desnudo es total, tendrá el primer copón. Todo en un clima de euforia transgresora con las groserías de imaginar sobre la sexualidad.

Para reafirmar la impunidad en los boliches, el último sábado otro local realizó una nueva edición del ‘body-sushi”, un espectáculo que incluye colocar esa comida sobre cuerpos semidesnudos de modelos para comer desde allí. Insólitamente este boliche tiene permiso municipal para el inusual menú, aunque rotulado como ‘expendio de comidas”.

Desde todo punto de vista ético, moral y punitivo, son hechos repudiables para quienes los alientan y participan dejando de lado su dignidad por tan poca cosa, pero esto carece de respuesta judicial más allá del encuadramiento de contravención, siempre y cuando se reúnan evidencias y media una denuncia concreta que nadie está dispuesto a presentar. Es decir, no se puede actuar de oficio porque según la Secretaría de Gobierno, Justicia y Derechos Humanos es difícil comprobar la veracidad del video y porque aparentemente las personas desnudas serían adultas, y promete hacer un estudio con los jueces de Faltas para ver qué se puede hacer sobre esta promoción del consumo de alcohol y de la exposición de las mujeres.

La venta de alcohol y la presencia de menores en estos locales es controlada por el municipio en base al art. 114 del Código de Faltas y la transgresión tiene penas de multas, clausura y arresto al responsable, pero el juez necesita una denuncia policial y testigos dispuestos a colaborar. Queda para la reflexión un manto de hipocresía, porque el feminismo es una cuestión de Estado con campañas como la de ‘Ni una menos” y la sociedad repudia las palabras de Cordera, pero a la vez un sector se denigra sin pudor para que un bolichero lucre considerándolas un simple objeto.