El polémico político francés Jean-Marie Le Pen, fundador y expresidente del Frente Nacional (FN), considerado de extrema derecha por mucha gente, aunque él mismo se define como de "derecha nacionalista'', se ha metido de repente en la campaña de su hija, la abogada Marion Anne Perrine Le Pen, popularmente conocida como Marine Le Pen, también ex presidenta del FN, y actualmente candidata a presidente de Francia, nada menos que en la segunda vuelta del próximo domingo 7 de mayo.

Si bien está lejos en los sondeos, ciertas actitudes triunfalistas de los últimos días del principal candidato, el centrista y pro Unión Europea (UE), Emmanuel Macron que no cayeron bien en la población, hicieron que Marine continuara su ofensiva sin descanso buscando apoderarse de la victoria. Ahora espera el debate para hablar fundamentalmente "de los valores de los franceses que hay que recuperar y fortalecer".

Si bien ha tratado de diferenciarse en parte de las ideas de su padre (especialmente sobre el negacionismo del Holocausto), con quien prácticamente no se habla, y menos en público, mantiene su aversión contra los inmigrantes "que le roban el trabajo a los franceses" y promueve el antieuropeísmo, sosteniendo que, de no salir de la UE, en Francia deben existir "dos monedas".

Cuando conocí, imprevistamente, a Jean Marie Le Pen, en 1991 en el Parlamento Europeo de Estrasburgo, tuve un breve y áspero dialogo con él que no olvido. Me fue presentado por el euro-diputado alemán Otto de Habsburgo, mientras lo entrevistaba con motivo de la reciente reunificación alemana y, sobre todo, sobre su futuro papel como heredero de la corona de Hungría, donde era muy querido por la gente. Mientras bajábamos para la salida, acertó pasar por ahí el titular del Frente Nacional.

Se paró para saludar a su colega diputado, y éste tuvo la cortesía de presentármelo. -Él es periodista, trabaja en Madrid, pero es argentino.../ -Ah, argentino, qué país el suyo! Allí con el Frente Nacional trabajaríamos muy bien/ -¿Le parece, señor Le Pen?/ -¿Por qué me lo pregunta?/ -¿Cree que hay fascistas en Argentina?/-(Visiblemente molesto) Yo soy de una derecha nacional democrática, señor!/ Y dio por terminado el encuentro.

Quizá fue impertinente mi respuesta en nombre de la cortesía que correspondía hacia un hombre especialmente educado y públicamente culto como Otto von Habsburg, columnista, además, de varios diarios europeos. Pero si bien yo estaba seguro que hay simpatizantes fascistas en Argentina, preferí ponerlo en duda, para no "entusiasmarlo". El diputado y archiduque, hombre de centro (con leves gestos de izquierda) y demostrado demócrata, lo entendió muy bien y aceptó mis disculpas por la escena.

Hace unos días, Le Pen intentó acercarse otra vez a su hija para darle consejos, ante el balotaje del próximo domingo. Ella no lo aceptó nuevamente, más allá de que su polémico padre, con quien mantuvo diferencias que llegaron, incluso, a los tribunales, sigue gozando de gran aceptación en el sur francés y acaba de hacer público su voto por ella. Es que para Marine, todas las precauciones son pocas contra piantavotos, más allá de que ella no puede dejar de llamarse Le Pen.