En tiempos de Cuaresma y en el inicio de Semana Santa, la posibilidad de reflexión, cambio y conversión para el cristiano y para todo creyente o no creyente, se vivifica constantemente. Es que Dios lo ha querido así por los méritos de su hijo Cristo, Jesús. Ni el ‘Dios ha muerto” de Nietzsche en su obra ‘Así habló Zaratustra” pag. 146, ni el ‘Dios no fue necesario para crear el universo” de Stephen Hawking quien sostiene que el Big Bang fue una consecuencia inevitable de las leyes de la física sin ninguna intervención de un ente sobrenatural, agregando, ‘No hay ningún Dios. Soy ateo. La religión cree en los milagros, pero éstos no son compatibles con la ciencia” del mismo autor en una entrevista al diario El Mundo antes de la Conferencia del Festival Starmus II 22-27/09/2014, son suficientes para comparársele a lo vivido por Jesús.
Dos son las frases que consternan al hombre y lo hacen cuestionarse sobre la incomprensión ‘Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?” (Mt 27,46; Mc 15,34) y también: Jesús invitó a Pedro, a Santiago y a Juan para que lo acompañaran… y les dijo: ‘Estoy muy triste. Siento que me voy a morir. Quédense aquí conmigo y no se duerman.” Luego, ‘¿No han podido quedarse despiertos conmigo, ni siquiera una hora?” (Mt 26, 37-38 y 40).
Es que fue tanta la soledad y angustia del Ser divino y humano Cristo que ninguna apreciación del hombre por más que fuese fundada pudiere jamás sostener.
¡Hombre, Tú! ¿Puedes padecer por los errores ajenos? ¿Cuál es tu orgullo, vivir o morir? Hay hombres en nuestra historia que lo soportaron todo, pero hay uno en particular que lo soporto por todos. Si eres escéptico ¿cuál es tu fe o cuál es tu camino? ¿A quién seguir?…Se espera tu respuesta… Dios ha permitido que tú optes o como quieras, eres absolutamente libre para decidir, nada ni nadie te cuestiona, pero debo preguntarte, ¿hacia dónde vas? ¿Digo no?, porque quizás te acompañe o no, ¡sabes!… De todas formas te diré algo… Dios sintió el abandono y espero que tu jamás lo experimentes.
Estas frases extraídas no de la ciencia sino del saber cotidiano, están presentes siempre. Obviamente quizás se resuelvan, no obstante ello es oportuna una reflexión. Cristo no se sintió abandonado solamente una vez, sino miles de veces porque su padecimiento, aunque está en la historia ya de casi dos mil años su pesar por el hombre se renueva constantemente ya que no vino para un tiempo determinado sino para todos los tiempos.
Acercándose el turno de su agonía Nuestro Señor Jesucristo y a pesar de los padecimientos sufridos, su misión jamás fracaso y menos aún se puede pensar que su propio Padre lo había dejado solo. Jesús, nunca desespero, pero si sintió dolor, un dolor profundo no sólo en su cuerpo sino hasta en su propia alma. Porque tanto quiso Dios al hombre que ni el mismo podía concebir que ese amigo lo había abandonado.
Jesús al expresarse de esta manera se muestra como el justo que sufre y sin embargo, no pierde la confianza de que por ese magnánime acto de redención por el hombre, su Padre lo liberara de esa angustia.
En estos tiempos, no perdamos la confianza en el Señor, porque aunque lo que pase y tiene que acontecer es de la propia vida, el mismo la sabrá sostener. Recuperemos la amistad con Jesús, nuestro salvador, nuestro Dios Uno en el amor por el Espíritu Santo y orientémonos a Él, quien es nuestro verdadero Norte. En esa dirección no habrá error, ni dolor, ni pesar pues el mismo estará atento para alivianar nuestra carga. Que el peso de las amarguras, no supere el sacrificio que por nosotros el mismo Dios ha realizado y será éste nuestro mérito si lo reconocemos a Él mismo.