En el vasto repertorio de nuestra música ciudadana se destacan dos tangos cuyas letras se diferencian notoriamente, una de ellas por ser casi un arquetipo del lunfardo porteño y la otra por su calidad poética, capaz de llegar a través de un leguaje delicado hasta lo más profundo de nuestro corazón : "’El Ciruja” y "’Vida mía”, respectivamente.

"’El ciruja” tuvo su origen en el barrio de Almagro, siendo su autor el poeta y cantor Alfredo Marino quien, según cuentan los historiadores de nuestra música ciudadana, aceptó una apuesta sobre el uso del lunfardo y escribió esa letra que aún hoy llama tanto la atención:

"Era un mosaico diquero que yugaba de quemera, hija de una curandera mechera de profesión, pero vivía engrupida de un cafíolo vidalita y le pasaba la guita que le chascaba al matón…”

Muy poco tiempo después del estreno en agosto de 1926, "’El ciruja” fue grabado por Carlos Gardel con las guitarras de Barbieri y Ricardo, seguido en 1927 por Ignacio Corsini y por Rosita Quiroga. Recuerdo haber leído una anécdota según la cual estando Gardel en Madrid se acercó el gran filósofo y pensador español Miguel de Unamuno pidiéndole al Zorzal que le "’tradujera” esa letra que para cualquier hispano resultaba totalmente incomprensible.

"’El ciruja” es considerado por todos los expertos como él arquetipo del tango lunfardo rioplatense, cuyo éxito llamó la atención de todos quienes se han ocupado de analizar nuestra música ciudadana. Basta decir que apenas apareció se vendieron 150.000 partituras, siendo también numerosas las grabaciones que se han registrado, entre las que podemos agregar a las tres ya citadas la de Francisco Cañara en 1927, de Alfredo de Angelis con Julio Martel en 1949, Francini-Pontier con Julio Sosa en 1950, Edmundo Rivera en 1956, Tita Merello en 1968, y así varios más hasta el conjunto "’Las Bordonas” con Ignacio Cedrón en 2007.

En la vereda de enfrente, entre los tangos elegantes o "’finos” podemos elegir como emblemático a "’Vida mía”, de Osvaldo Fresedo, cuya letra se caracteriza por un marcado romanticismo comparable a lo mejor de nuestra lengua castellana: "’Vida mías, lejos más te quiero… Vida mía, sueño en el regreso. Sé que el oro no tendrá tus besos y es por eso que te quiero más…”

Existen numerosas grabaciones de esta pieza excepcional, pero se destacan las del propio autor y su "’señorial” orquesta con Roberto Ray (1933), Osear Serpa (1944) y Héctor Pacheco (1952) recitando su letra. A ellas corresponde agregar dos brillantes versiones, una por parte del famoso tenor italiano Tito Schipa en 1934 y la otra por el mejicano Pedro Vargas en 1945.

Carlos Gardel estuvo a punto de grabar "’Vida mía”, pero lamentablemente no llegó a hacerlo debido a desavenencias entre las diversas entidades que agrupaban a compositores y autores musicales. Durante la estadía del Zorzal en los Estados Unidos se hicieron varios intentos de coordinar sus actuaciones con una orquesta sinfónica de tangos que dirigía el propio Fresedo, que estaba actuando en radios de aquel país, intento que al final se malogró por los compromisos cinematográficos de Gardel que exigían exclusividad.

(*) Profesor emérito de la UNSJ. Investigador del tango.