Hasta en Costa Rica, un país que suele llamarse "la Suiza de Latinoamérica'' por ser una isla de paz y prosperidad en la región, crece la preocupación por la ola de violencia relacionada con las drogas. Durante una visita reciente a este país, me sorprendió descubrir que la criminalidad se ha convertido súbitamente en el problema número uno. Pese a que una encuesta proclamó a Costa Rica el país con la gente más feliz del mundo -algo que le recuerdan al visitante con una mezcla de orgullo e ironía-, hay nerviosismo en el paraíso.

El promedio anual de homicidios de los cinco países centroamericanos es de 43 personas por cada 100.000 habitantes, más del doble que en México. Honduras y El Salvador, con altos índices de homicidios, según el Estudio Global sobre el Homicidio de las Naciones Unidas. El año pasado, el índice de homicidios por 100.000 habitantes fue de 82 personas en Honduras, 66 personas en El Salvador, 41 en Guatemala y 11 en Costa Rica, contra 18 en México, y 5 en Estados Unidos.

En una entrevista, la presidenta costarricense Laura Chinchilla no ocultó su preocupación por el creciente índice delictivo de su país. Aunque Costa Rica tiene tasas de homicidio mucho menores que sus vecinos, se han duplicado en los últimos 10 años, me señaló. Gran parte del aumento de la criminalidad se debe a los ajustes de cuentas entre los narcos. Pero si lo que ocurrió en Colombia y México sirve como presagio de lo que podría ocurrir en Costa Rica, el paso siguiente será que los narcotraficantes empiecen a tratar de extorsionar a funcionarios públicos, y luego a asesinar a aquellos que se nieguen a aceptar su dinero, afirmó la presidenta. "Si, claro que me preocupa'', me dijo Chinchilla. "Cuando proyecto ciertas tendencias de Costa Rica hacia el futuro, no puedo dejar de verme en el espejo de otras sociedades'', agregó, refiriéndose a Colombia y México.

Costa Rica, al igual que otros países que son puntos de tránsito de la droga, tiene motivos para alarmarse: el 95% de la cocaína que llega a Estados Unidos pasa por Centroamérica. William Brownfield, jefe la oficina Anti-narcóticos del Departamento de Estado, señaló que Centroamérica ya supera a México como amenaza de seguridad para EEUU. "La historia nos enseña que es físicamente imposible para un país quedarse exclusivamente como un tránsito de drogas'', dijo Brownfield. Estos países se convierten pronto en consumidores, por la simple razón de que los narcos les pagan a sus contactos con heroína o cocaína en vez de dinero. Y sus socios locales tienen que vender esa droga en el país para poder convertirla en efectivo, según Brownfield.

Mi opinión: Aunque Washington no lo reconozca, el hecho de que los cárteles se estén desplazando de México a Centroamérica es evidencia de que -al margen de algunos logros- algo no funciona en la estrategia antidrogas. Primero, tras el Plan Colombia, los narcos se trasladaron de Colombia a México. Ahora, después del Plan Mérida, se van de México a Centroamérica. El próximo paso, si EEUU apoya un plan similar para Centroamérica, se irán al Caribe, o a algún otro sitio.

Es hora de considerar la posibilidad de legalizar la marihuana y usar lo recaudado para educación y prevención de la droga en Estados Unidos, Europa, Brasil y otras naciones consumidoras, así como para ayudar a que los países productores y de tránsito a combatir a los narcotraficantes.

"SI EEUU sigue gastando miles de millones de dólares en nuevos planes para promover guerras contra los cárteles de la droga tan sólo logrará que los narcotraficantes se muden de un lugar a otro''.