A principios de esta semana, en una tácita admisión de que las políticas antidrogas de Estados Unidos no están funcionando, la Cámara de Representantes aprobó unánimemente un proyecto de ley para crear una comisión independiente que se encargaría de revisar si las políticas antidrogas estadounidenses en América latina durante las últimas tres décadas producen resultados positivos.

La legislación irá al Senado donde tiene buenas posibilidades de ser aprobada. El panel de 10 miembros, que se creó según el modelo de la Comisión del 9/11 que hizo recomendaciones al Congreso y a la Casa Blanca tras los ataques terroristas de 2001, tendrá que entregar su informe en 12 meses.

Lo interesante es que la idea no surgió de un defensor de la legalización, ni de ningún izquierdista o libertario. El autor del proyecto, Eliot Engel (demócrata, Nueva York), se opone a la despenalización de las drogas para lo que no sea un uso médico, y es un político común, como cualquier otro miembro del Congreso. Sin embargo, la frustración de Engel por los resultados de la guerra contra la droga es sintomática del escepticismo cada vez mayor de Washington acerca de sus políticas antidrogas.

Desde 1980, EEUU ha gastado casi u$s 14.000 millones tratando de detener el contrabando de drogas desde América latina, dice el proyecto. Aunque el consumo de drogas disminuyó notablemente en proporción a la población, todavía hay 25,7 millones de personas que fuman marihuana, 5,3 millones que consumen cocaína, y 453.000 que usan heroína. Entre tanto, los sistemas judiciales y penitenciarios están abrumados por causas relacionados con las drogas.

La prohibición del consumo de drogas no ha cambiado el estatus de América latina como el mayor exportador mundial de cocaína y marihuana, y la violencia relacionada con la droga en la región no ha hecho más que aumentar. Sólo en México, 5661 personas murieron el año pasado en incidentes violentos vinculados con la droga, más del doble del año anterior.

"Se han gastado miles y miles de millones de dinero de los contribuyentes. A pesar de nuestros esfuerzos, los resultados positivos son escasos y muy lejanos", dice Engel, que dirige el subcomité del Hemisferio Occidental de la Cámara. Entre otras cosas, la comisión revisará programas antidrogas como el Plan Colombia y la Iniciativa Mérida para México, Centroamérica y el Caribe.

Mi opinión: Washington está a punto de comenzar una discusión libre de tabúes sobre sus políticas antidrogas, algo impensable hace algunos años. Hay tres razones principales para esto: el enfoque de EEUU en "la guerra contra las drogas" de los años 90 ha sido sustituido por la guerra contra el terrorismo tras los sucesos del 11 de septiembre de 2001. En segundo lugar, la crisis económica de 2008 ha hecho que los legisladores revisen cómo se gastan los fondos públicos. Y, por último, la violencia generada por el narcotráfico en México causa inquietud en la seguridad nacional de EEUU.

Es probable que la comisión no recomiende la despenalización de la marihuana, pero sí plantee el tema como debate legítimo. Mientras tanto, Obama anunciará dentro de poco una nueva Estrategia Nacional para el Control de la Droga que se enfocará más en la reducción de la demanda. Es obvio que la guerra contra las drogas no funciona, y que debe enfocarse más en los que consumen y no en los que las producen.

SI ME PREGUNTABAN hace 10 años si EEUU cambiaría alguna vez su política contra los narcos, o despenalizar la marihuana, hubiera respondido: ‘nunca’. Ahora, mi respuesta es ‘quizás’."